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En el corazón del Meta, a tan solo ocho minutos del casco urbano de Puerto Rico, se encuentra un tesoro natural poco conocido pero de inigualable belleza: la Laguna del Amor.
Este espejo de agua de 120.000 metros cuadrados, rodeado de majestuosas palmas de moriche, ofrece un paisaje cautivador donde la naturaleza ha reclamado su lugar, convirtiéndolo en un refugio para la biodiversidad de la región.
Aunque la laguna tuvo un origen artificial, con el paso del tiempo se transformó en un importante corredor biológico.
Gildardo Acosta, un poblador de Puerto Rico se inspiró en su esposa Miryam para crear este majestuoso espejo de agua.
Cansado de un romance a distancia entre Puerto Rico y Bogotá, donde residía Miriam, a quien Gildardo llamaba su musa, decidió construirle, primero, una casa y, luego, en un terreno de aproximadamente 8 hectáreas, una imponente laguna. Con apoyo de su cuñado Fernando Villada - hermano de Miriam – en el año 1996, con ayuda de un minicargador, una retroexcavadora y una volqueta, comenzaron a remover la tierra y a canalizar un charco que se formaba allí en épocas de lluvias, sembraron moriches y un año después comenzó a tomar la forma y el paisaje que hoy ofrece
Hoy, esa laguna es hábitat de monos, dantas, osos palmeros, cachirres y diversas especies de reptiles y aves. Entre estas últimas destacan el loro real, la pava hedionda, las garzas blancas y las guacamayas, que con sus vuelos y cantos embellecen el entorno.
La naturaleza la adoptó con el mismo con la que nació y hoy es uno de los lugares naturales más bellos del llano colombiano y son los hijos de Gildardo Acosta sus nuevos protectores.
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"En los morichales, que son humedales característicos de la Orinoquía y la Amazonía, predominan las palmas de moriche (Mauritia flexuosa). Estas cumplen un papel clave como albergues de biodiversidad y reguladores hídricos", explica Julián Carmona, licenciado en biología, para el portal Welovevillavo.
Puerto Rico, Meta, es un municipio que durante décadas estuvo marcado por la violencia debido a la disputa territorial entre grupos armados.
Sin embargo, hoy renace como un destino seguro y atractivo para el ecoturismo.
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"Antes era un lugar poco visitado por el estigma de la violencia, pero eso es parte del pasado. Ahora las personas pueden venir con tranquilidad y disfrutar de su belleza", asegura Brigitte Marcela Carrillo Moreno, habitante del municipio al portal Welovevillavo.
Hay una vía pavimentada y en buenas condiciones que conecta a Puerto Rico con el resto del departamento, permitiendo un acceso fácil para los viajeros que llegan desde Villavicencio o Bogotá.
A continuación un mapa con el recorrido hacia la laguna:
En la Laguna del Amor, los visitantes pueden disfrutar de recorridos en bote y caminatas ecológicas, donde lo artificial pasa a un segundo plano ante la imponencia del paisaje llanero.
Al amanecer y al atardecer, el cielo se tiñe de colores vibrantes mientras el canto de las aves llena el aire con melodías naturales.
El nombre de la laguna proviene del comportamiento de las aves que anidan en las copas de los moriches. "Se llama Laguna del Amor porque en estas palmas se concentran muchas familias de loros. En ciertos horarios se puede escuchar el canto de las aves en pleno cortejo y apareamiento", comentó Brigitte Carrillo.
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