conocida como ‘boca de algodón’.
Se trata de Austin Hatfield, quien vive en Wimauma, Florida (EE.UU.) e intentó dar un beso a una víbora que habita la zona y cuya mordida puede llegar a producir la muerte. De momento, sus heridas sanan al ritmo que los médicos logran extraer el veneno que el reptil inyectó en su cuerpo, mismo que ocasionó una notoria hinchazón en su cara.
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