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"Responsabilidad ambiental y ciudadanía", editorial de Ana Cristina Restrepo

En el Editorial de este lunes en Vive Medellín, Ana Cristina Restrepo habló sobre las áreas naturales declaradas como protegidas en Colombia.

276621_BLU Radio Ana Cristina Restrepo / Foto: Blu Radio
BLU Radio Ana Cristina Restrepo / Foto: Blu Radio

Este es el Editorial de Ana Cristina:
 

Para el año 2018, dos millones quinientas mil hectáreas serán declaradas como áreas protegidas en todo el territorio nacional: tal es el compromiso que ha hecho el Gobierno colombiano.

Según Julia Miranda Londoño, Directora General de Parques Nacionales Naturales de Colombia, están priorizando los espacios naturales que son estratégicos en términos de servicios ecosistémicos y de biodiversidad, lo cual incluye nueve áreas nacionales y varias regionales.

En la actualidad, Colombia tiene 59 áreas protegidas, esto es el equivalente a más de 14 millones de hectáreas, sin contar las áreas regionales y las reservas de la sociedad civil. En total serían más de 23 millones de hectáreas protegidas.

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De acuerdo con las voces de expertos, los ecosistemas deben ser protegidos principalmente de la transformación que causan algunas actividades humanas, sin el debido control, como la construcción de carreteras y puertos, los cultivos ilícitos, la tala de bosques o la cacería de especies silvestres.

Las nueve áreas naturales que el Gobierno colombiano declara como protegidas para 2018, son: La Serranía de Perijá, la Serranía de San Lucas, El Tochecito, el Bosque seco del Patía, Cabo Manglares, el Alto Mana-cacías, Cina-ruco, las sabanas y humedales de Arauca y las selvas húmedas transicionales de Cumaribo.

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Las siete áreas por ampliar son: el Santuario de Flora y Fauna Malpelo, el Parque Nacional Natural Sierra de Chiribiquete, Parque Nacional Natural Sierra Nevada de Santa Marta, Parque Nacional Natural Gorgona, Parque Nacional Natural Tatamá, Parque Nacional Natural Puracé y el Santuario de Fauna Acandí, Playón y Playona.

En este proceso, escalonado, de declaratorias y ampliación de territorios protegidos es fundamental la acción vigilante de los pobladores de áreas aledañas. Uno de los grandes peligros que representa el descuidar estas zonas no solo radica en que son corredores de fauna silvestre como el jaguar o la danta, o que son fuentes y hasta santuarios de especies botánicas endémicas;  muchos de estos lugares abastecen de agua a municipios enteros o brindan absorción, almacenamiento y liberación de agua de lluvia y subterránea.

También hay que tener en cuenta las consecuencias del fin del conflicto armado con las Farc: en algunos sitios, como la Serranía de San Lucas, los enfrentamientos entre guerrillas y paramilitares paradójicamente evitaron la explotación de los recursos naturales. ¿Qué pasará con esos recursos si llega la paz? ¿Acaso las zonas que estaban en manos de los amos de la guerra quedarán en poder de los amos de la minería?

La ampliación y declaratorias de nuevas zonas protegidas es una noticia excelente, pero si los ciudadanos nos descuidamos: el Gobierno seguirá con el doble y contradictorio discurso de protección de la naturaleza y concesión indiscriminada de licencias de explotación minera y extensión descontrolada del que a veces es mal llamado “progreso”.

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