El pasado viernes, un grupo de amigos que departía en un bar en La Candelaria, en Bogotá, se enteraron de que los administradores del lugar sacarían a la calle a una perrita que estaba en el andén del establecimiento, enroscada del frío de la madrugada.
Se resistieron y tomaron la decisión de llevarla a casa para que lograra dormir y comer. Que recibiera, al menos, un poco de calor de hogar. La fiesta terminó.
La nombraron Julieta. Recibió protección: la llevaron al veterinario, la bañaron y hasta le aplicaron las vacunas. También buscaron quién la adoptara.
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Sin embargo, el domingo recibieron una inesperada llamada que cambiaría todos los planes. Julieta no era Julieta, en realidad se llama Molly. Además, no está sola en este mundo, pues su dueña, Katerine, llevaba 20 días buscándola desde que se perdió en el barrio Venecia, sur de la capital.
Nadie se explicaba cómo había atravesado media ciudad. Molly sobrevivió a los carros, a la sed y a la indiferencia de la gente.
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Este domingo fue el mejor día para la mascota y Katerine. Molly regresó a casa cuando no existían esperanzas de estar juntas de nuevo para volear esa cola blanca de felicidad.
Este es el video del emotivo reencuentro:
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