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El médico general Edwin de la Hoz, de 44 años de edad, trabajaba en la atención de pacientes a través de consultas domiciliarias.
Durante el primer año de pandemia hacía un especial protocolo para salir e ingresar a su hogar, evitando al máximo el riesgo de contagio de coronavirus y proteger a los suyos.
Este año, después de conocer tantas historias y atender a un gran número de pacientes que demandaba la pandemia, la esperanza parecía llegar con la aplicación de la vacuna contra el COVID-19 para el personal de salud.
Sin embargo, ese panorama cambió y una semana después de aplicarse la primera dosis comenzó a sentir los primeros síntomas.
El cuadro de salud del galeno se complicó en poco tiempo, según contaron sus familiares, al punto que debió ser ingresado a la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica La Misericordia de Barranquilla.
Tras permanecer una semana en esa área, se determinó que requería de manera urgente terapias ECMO, a través de la cual podía recibir el soporte necesario para que los niveles de oxígeno se hicieran suficientes y aportaran a los órganos lo necesario para su funcionamiento.
Empezó entonces la lucha incansable de sus familiares, que tras varias llamadas sin respuesta oportuna, emprendieron por redes sociales una campaña para sensibilizar a los usuarios sobre la urgencia del médico que ahora era un paciente.
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Las voces comenzaron a levantarse, hasta lograr por fin una cama para recibir la terapia ECMO en la Clínica General del Norte, sin embargo tan solo pasaron unas cuantas horas de este logro, pues el galeno estaba muy complicado y falleció.
Para esta familia la pandemia les ha golpeado fuerte, pues el año pasado perdieron a su abuela, hace ocho días a un tío y hoy al servidor de la familia y amigos, el médico Edwin de la Hoz.
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