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Al borde de la muerte, mujer se recupera en Bogotá tras 20 años en las drogas

Hoy busca a su familia e intenta saber del paradero de sus dos hijos, que nacieron cuando apenas era una adolescente.

301972_BLU Radio. Brenda Carolina Useche / Foto: Blu Radio
BLU Radio. Brenda Carolina Useche / Foto: Blu Radio

 
Brenda Carolina Useche llegó hace seis meses al Hospital Santa Clara de la Subred Centro Oriente en el barrio La Hortúa en Bogotá. Los médicos la recibieron prácticamente sin signos vitales, pesando 30 kg, demacrada, con pocos dientes y su cuerpo ad portas de dejar de funcionar. 

Yo estaba en la drogadicción, ya me siento fuerte, en este momento me preocupa la situación de mis hijos. Yo llegué sin signos vitales, estuve una semana en coma, en la UCI, yo estaba en la calle consumiendo y la vida de la calle es muy cruel, cuando vieron que yo estaba enferma me sacaron de la olla y me dejaron tirada en el andén, una señora me vio y llamaron a la ambulancia y me llevaron al hospital Santa Clara y aquí me salvaron la vida”, recordó la mujer que hoy se recupera luego de un difícil diagnóstico de tuberculosis.

Vea aquí: Quedó superado el amago de crisis entre Colombia y EE.UU. por drogas: embajador

Desde los 12 años, siendo una pequeña niña, Brenda inició su camino en las oscuras calles del barrio Santa Fe, en una de las zonas más complejas y peligrosas de la capital. En medio de la indigencia, el olor a excremento y abusos permanentes, hizo una inmersión en el mundo del bazuco

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A los 14 años, dio a luz al primero de sus dos hijos. Hoy no sabe de su paradero, con la mirada al cielo y una sonrisa apretada por no mostrar sus dientes, pide a Dios que esté bien.

"Nunca más supe de él. Le pido al cielo que esté bien (…) Mi hijo se llama Ángelo Soto, yo estaba mal, andaba en la calle, mi vida de niña fue muy cruel, yo vivía en el barrio Santafé, en La Favorita. Mi otro hijo es ‘Camilo’, yo le iba a poner ese nombre, yo estuve presa y me lo quitó el papá, él debe tener unos 18 años”, manifestó Brenda.  

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Los médicos revisaron su cuerpo y determinaron que la tuberculosis invadía su cuerpo. Contra todo pronóstico, y en medio de tosidos, Brenda discute con los incrédulos y viéndose al espejo, como una mujer distinta, vuelve y sonríe diciendo que esa enfermedad sí tiene cura: "Esta enfermedad sí tiene cura; véanme aquí. Estoy restaurada".

Hoy Brenda busca a sus hermanos; cuenta que ahora su vida es diferente y busca reivindicarse con sus familiares y con la sociedad.

“Yo tengo un hermanito que quiero mucho, es mi hermanito Mario, es menor que yo y es el que más recuerdo; era mi confidente, éramos amiguitos los dos. A mi familia y a mis hijos que necesito saber de ellos, que los quiero mucho, que necesito el apoyo de ellos, que en este momento estoy muy recuperada y necesito reivindicarme con ellos y con la sociedad. Mis hermanos son Luz Dary, Alcira, Mario, Isabel, Marisol, y mis sobrinos Milena, Durley, Jonathan, Edwin, ellos deben estar en Villavicencio y en el sur de Bogotá, por los lados de Juan Rey y La Victoria. Hace más de 20 años que no sé de mi familia y me gustaría saber de ellos”, explica. 

Con lágrimas en los ojos, sumadas a una sonrisa temblorosa, Brenda intenta expresar su profundo sentido de ser una mujer nueva, olvidándose de ese pasado que desde muy pequeña le marcó la vida y le hizo cruzar durante más de 20 años por los fuegos del infierno de las drogas en las oscuras calles del centro de Bogotá: “No quiero saber nada del pasado, no quiero mirar atrás. A Dios lo debo la vida; le debo todo; lo amo. He tenido tiempo de pensar en todo y pido a mis hijos que me perdonen, pero de resto no quiero mirar atrás, por eso agradezco a Dios la oportunidad que me está brindando”.

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