Sor Juana Inés de la cruz nació el 12 de noviembre de 1651. Respira por su primera herida: la ilegitimidad. Sus padres no estaban unidos en matrimonio. De sus cinco hermanos, tres llevaron su apellido. Sor Juana crece con su abuelo materno, al pie de los volcanes, en Amecameca; antes de cumplir los tres años aprende a leer y a los ocho, compone una loa en honor al Santísimo Sacramento. En 1667 ingresa en el Convento de San José de Carmelitas Descalzas, pero tres meses más tarde lo abandona porque la fragilidad de su salud, no soporta el rigor de la orden.
Tras revivir la noche en que murió el soldado Cristian Steven Reyes, la historia avanza hacia un terreno más oscuro. El llanto de sus hermanas contrasta con la extraña calma de su viuda, que pronto se rehízo su vida. La confesión de un sicario adolescente destapa una red de traiciones y secretos que empiezan a explicar por qué este crimen sacudió al municipio de Montenegro, Quindío.
El presidente intervendrá mañana en la Asamblea de la ONU con una propuesta para crear una Fuerza Armada de Paz que detenga la guerra en Gaza y ponga fin al genocidio en Palestina. Mientras tanto, en Colombia se viven horas de tensión: el ministro de Defensa anunció recompensas por cabecillas de las disidencias de las FARC tras dos azonadas que dejaron 64 militares retenidos, y se reporta crisis humanitaria en Antioquia y Bolívar por combates entre grupos armados. Además, la vía al Llano volvió a sufrir bloqueos y el Deportivo Cali femenino celebró su bicampeonato en una final de infarto.
En más de 30 años de actuación, Andrés Parra se ha puesto en la piel de narcos, dictadores, empresarios y hasta de un sacerdote. Pero tal vez el papel más complejo fue el de interpretarse a sí mismo. A ese personaje decidió renunciar hace unos años, junto con las adicciones que lo tenían atrapado. En este episodio nos comparte su historia.