Gritos de "fuera", así como lanzamiento de barro, recibieron a la comitiva de los reyes de España, Felipe VI y Letizia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente regional de Valencia, Carlos Mazón, a su llegada a Paiporta, epicentro de las inundaciones que asolaron esa provincia el martes.
Decenas de voluntarios y vecinos indignados recibieron con insultos a la comitiva y se encararon con ella, con gritos de "fuera, fuera", mientras que tanto el rey como la reina intentaron mediar con jóvenes que se les acercaron, en un pueblo donde ha habido al menos 62 muertos por las inundaciones, que provocaron 213 fallecimientos en la provincia, así como un número indeterminados de desaparecidos en el mayor desastre natural en España en lo que va de siglo.
Con la cara manchada de barro, igual que su abrigo, el rey siguió avanzando por una de las calles principales de esta localidad de la zona cero del temporal y trató de tranquilizar a varios de los voluntarios, muy alterados tras cinco días de desastre por la riada.
La reina también dialogó con algunos de los indignados, mientras que seguían los gritos de "fuera, fuera" y algunos insultos dirigidos a todas las autoridades.
Aunque en un principio la seguridad comenzó a abrir paraguas para evitar la caída de barro a la comitiva, posteriormente los cerraron mientras que el rey seguía caminando y deteniéndose a hablar con los voluntarios y vecinos alterados.
Colombiano se aferró a un árbol por 5 horas, pensó que iba a morir, pero sobrevivió a DANA
Daniel Baliz, profesional en comunicación social que tuvo que pedir asilo en España por amenazas en Bucaramanga, nunca se imaginó que sobreviviría a esta tormenta que acabó con cientos de vidas, la DANA
. Agarrado de un árbol por cinco horas, logró resistir. Hoy, junto con otros colombianos, venezolanos y valencianos, brinda ayuda a los sobrevivientes, reparte comida y busca a otras personas afectadas.
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Baliz narró cómo sobrevivió: “Me subí a la furgoneta cuando empezó la tormenta y veía cómo los carros eran arrastrados por el agua. Como pude, me agarré de un árbol y ahí permanecí; pensé que moriría”.
Afirmó que alcanzó a despedirse de su familia: su mamá, sus hijos, y pensó que no sobreviviría. Agradecido, recordó que, cuando ya creía que era su final, un grupo de jóvenes lo llamó para que bajara del árbol, ya que la tormenta estaba pasando. En ese momento, el agua le llegaba al ombligo.
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Como pudo, comenzó a caminar despacio junto con el grupo de jóvenes y, al ver el caos en las vías, sintió la necesidad de ser voluntario para ayudar a rescatar a los heridos.
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