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¿Exceso de fuerza? Necropsias de reclusos muertos en La Modelo dejan interrogantes

La revista Semana reveló imágenes y videos sobre las 10 horas de terror en el establecimiento penitenciario.

360926_Cárcel_Inpec // Foto: AFP
Cárcel_Inpec // Foto: AFP

Las necropsias de los 23 internos que perdieron la vida en la cárcel La Modelo de Bogotá en marzo muestran, según reveló la revista Semana, que hubo un grave exceso en el uso de la fuerza de la guardia. Incluso, que el amotinamiento terminó en una masacre en la que varios de los detenidos murieron por disparos cuando estaban indefensos.

En ese entonces, los internos iniciaron las protestas en La Modelo y varias cárceles del país por la suspensión de las visitas ante la pandemia de coronavirus y porque pedían medidas de distanciamiento y de sanidad para no contagiarse. Además, reclamaban una respuesta urgente por el hacinamiento en los centros carcelarios del país. Sin embargo, según testimonios recopilados en la revista, la situación se salió de control.

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“Los casi 2.000 internos del patio cuatro y los del patio cinco, reunidos en una sola turba, tumbaron otras paredes y se metieron al patio tres, donde están los detenidos por delitos sexuales, indígenas, extranjeros y algunos políticos condenados por corrupción. A todos les robaron lo que pudieron”, contó a esta Semana un mexicano condenado a cinco años de cárcel por intentar sacar dos kilos de cocaína en una maleta.

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“Entraron como 20 a la celda donde estábamos, nos dijeron que saliéramos a apoyarlos y, cuando les dijimos que no, nos amenazaron con los cuchillos que tenían. Nos quitaron zapatos, celulares, plata, radios y un televisor. Cuando se fueron, nos encerramos. Afuera solo se oían gritos, gente llorando y disparos”, añadió el ciudadano extranjero.

Según un testimonio de los investigadores, pese al vandalismo de algunos internos, es evidente que, en muchos de los casos, los disparos se hicieron con la firme intención de matar y no como una medida disuasiva. Por ejemplo, “disparar al aire, las piernas o partes no vitales del cuerpo”.

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Las necropsias de los 23 internos que murieron muestran que solo uno no presenta disparos de fusil en su cuerpo, se trata de Sergio Tovar, de 26 años, quien falleció por cuenta de un trauma craneoencefálico producto de una caída desde una altura de cinco pisos. Todos los demás tienen impactos de bala.

“Ocho de los presos murieron por tiros de fusil en diferentes partes del tórax, uno de ellos con cinco impactos. Esto, para expertos en criminalística, no solo demuestra uso excesivo de la fuerza, sino que incluso podría ser catalogado como sevicia”, señala la publicación.

Incluso, se muestra que cinco de los detenidos tienen disparos en el cuello, tres de ellos en la parte posterior, en la nuca. Otro tiene dos tiros en la espalda.

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“Para los forenses consultados por esta revista, claramente indica que, al ser disparos por la espalda, ninguno de estos internos estaba atacando a quien le disparó, lo que podría considerarse una muerte en estado de indefensión”, revela Semana.

“Esto quiere decir que les dispararon desde atrás, en estado de indefensión. Por la trayectoria de los impactos y las posiciones en que quedaron los cuerpos, es claro que no estaban de frente atacando a nadie. Podían estar caminando, corriendo o intentando escaparse, pero definitivamente no estaban atacando a quien les disparó”, contó uno de los investigadores forenses.

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Asimismo, tres reclusos más tienen disparos en la cabeza, casi todos en la frente. Y otros tres presentan impactos en la cara, uno de ellos en la boca.

Las versiones muestran que hubo vandalismo por parte de los internos y los guardianes aseguran que actuaron para salvar sus vidas.

“Empezamos a lanzar los gases para tratar de controlar la situación, pero comenzaron los disparos. Había tiros por todos lados y contra todos”, recuerda un dragoneante del Cuerpo de Custodia del Inpec.

“Nosotros estábamos en el ala sur y en el lado norte también comenzaron a oírse disparos. A otro compañero lo hirieron en la cabeza y otro grupo de internos le quitó también el fusil”, relató uno de los guardianes a Semana.

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Además, añade que “para todos es fácil juzgar ahora, pero nadie sabe lo que pasó ahí. Nos estaban disparando y prácticamente todos tenían machetes, cuchillos, chuzos y de todo. Nos iban a matar. No estamos hablando que son precisamente hermanitas de la caridad. Allá están los presos más peligrosos del país y entre ellos mismos hubo algunos que aprovecharon el desorden para matarse y cobrar venganzas”, dijo a la revista uno de los guardias, quien niega el exceso de fuerza y ratifica que los funcionarios del Inpec simplemente se defendieron para salvar sus vidas y evitar una fuga masiva.

 

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