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El general William René Salamanca, nuevo director de la Policía Nacional, en principio, tendrá que definir si eventualmente pudiera reintegrar oficiales que, como él, están actualmente en retiro, con el fin de reconfigurar la línea de mando en el nivel central y en las regionales con coroneles o generales curtidos y que pudieran aportar experiencia y mando en áreas clave de la institución.
Además, será fundamental que asuma un liderazgo que unifique a las diferentes vertientes que existen adentro de la institución y tendrá en sus manos la responsabilidad de mantener una posición de respaldo a sus hombres, pero simultáneamente tendrá que lidiar con un asunto complejo, ya anunciado por el Gobierno del presidente Gustavo Petro: el traslado de la Policía del Ministerio de Defensa al Ministerio de Justicia.
En materia de orden público y seguridad ciudadana, el general Salamanca tiene un reto enorme, con una compleja situación de delitos de alto impacto en varias de las principales ciudades del país, afectadas por hurtos, casos de fleteo y frente al creciente fenómeno del microtráfico de drogas que está originando el fortalecimiento de bandas dedicadas al multicrimen, como lo llama el presidente Gustavo Petro.
Por ejemplo: en ciudades como Bogotá, el general Salamanca tendrá que buscar consensos para aumentar el número de uniformados, queja reciente de la alcaldesa Claudia López; en Barranquilla tiene una situación compleja por cuenta de las bandas de extorsionistas y narcotraficantes cuyos cabecillas han sometido recientemente a comerciantes y a otros sectores; en Cali y Medellín tiene el reto de afrontar líos vinculados con intolerancia y otros fenómenos.
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