El hombre, aprovechó que la mujer viajó en febrero de 2015 a su natal Burundi, África, para contratar un grupo de sicarios, que, en vez de matarla, le contó las intenciones de su esposo.
De acuerdo a la BBC, los sicarios tomaron la determinación de no asesinarla porque no acostumbraban a matar a mujeres ni niños, por lo que decidieron dejarla en libertad.
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La mujer viajó a Melbourne, donde vivía con su esposo y el momento en que se encontraba celebrando un funeral simbólico ella se apareció para la sorpresa de todos.
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"Se quedó paralizado mirándome, asustado, y empieza a caminar hacia mí, hasta que me alcanzó y me tocó el hombro y me pidió perdón”, aseguró al afirmar que denunció el hecho ante las autoridades y su esposo fue arrestado.