¿Volvió el ojo por ojo, diente por diente? Columna de Óscar Montes
El panelista Óscar Montes habló sobre el caso de linchamiento que se registró en el barrio Los Almendros.
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Cansados de los abusos cometidos por un presunto violador de menores, los habitantes del barrio Los Almendros de Soledad lo lincharon el pasado lunes hasta ocasionar su fallecimiento horas más tarde en una clínica de la ciudad.
Es decir, la comunidad no creyó esta vez en las autoridades, sino que decidió aplicar el primitivo principio de ojo por ojo, diente por diente, que no es nada distinto a la suplantación de la Justicia por la venganza, como está contemplado en la llamada Ley del Talión.
Llama la atención las expresiones de júbilo con que ha sido recibida en las redes sociales la muerte del presunto violador de Soledad a manos de los propios habitantes del sector de Los Almendros.
El respaldo a la acción de la comunidad ha sido unánime, hasta el punto de que muy pocos han reparado en la gravedad que encierra el hecho de hacer justicia por mano propia.
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Cuando la venganza suplanta a la Justicia es porque la Justicia ha dejado de existir. Cuando la comunidad considera que a un presunto violador es mejor matarlo que llevarlo ante un juez competente para que sea procesado y se demuestre su culpabilidad o su inocencia es porque no cree en esa Justicia.
Y cuando la acción violenta de la comunidad es recibida con júbilo por el resto de la sociedad, entonces quiere decir que esa Justicia perdió no solo su mayor fortaleza, sino su razón de ser: su credibilidad.
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¿Qué sentido tiene una Justicia en la que nadie cree? ¿Qué sentido tiene redactar nuevos códigos si muy pocos están dispuestos a respetarlos
¿Qué sentido tiene, en fin, crear nuevas leyes si consideramos que la mejor ley es la venganza?