"Poder por la vía del escándalo", editorial de Ana Cristina Restepo

Este es el Editorial de Ana Cristina: "El video de una señora que grita vulgaridades en el metrocable. El video de una mujer que desnuda a un supuesto ladrón en la vía pública. La imagen tomada por un tallerista de fotografía que usa a un habitante de calle como elemento decorativo para su escenario. Las redes sociales abrieron la puerta de nuestra casa para recordarnos nuestra fragilidad ante el escándalo. Con cada clic en “me gusta” o “retuit” le damos poder a esa mujer que suplanta la autoridad e impone su forma de justicia desnudando a un supuesto ladrón. (¿Alguien supo si en realidad el tipo desnudado era un ladrón? ¿Alguien tiene pruebas?). Con cada “me gusta” lanzamos a la fama a un tomador de fotos que en la época en que no existían las redes sociales, tal vez, ni siquiera hubiera salido del cuarto oscuro de revelado. Nos hemos convertido en idiotas útiles de personas que sin redes sociales serían ilustres desconocidas. Aquí vale aclarar: estos videos y fotos son importantes cuando se trata de acciones que requieren la intervención de las autoridades competentes. Por ejemplo: el caso de la señora que desnudó a un joven en la vía pública merece la intervención de la justicia. Las personas que buscan poder y visibilidad a través del escándalo nos manipulan: dominan nuestra agenda, nuestra conversación, nuestro pensamiento. No insinúo que esta gente deba dejar de subir videos y fotos. Las redes sociales son un ágora, espacio para la libertad de expresión. Lo que propongo es una actitud cívica, reflexiva y ética antes de replicar, de hacer eco, de dar clic en “me gusta” o de “retuitear”. Dejemos de llevarle flores al altar del ego de estos cazadores de popularidad. Alabados sean aquellos tiempos en que las torpezas se cometían a solas, cuando no servíamos de parlantes a los adictos a la aprobación pública. Cuando no éramos la herramienta de difusión de quienes buscan la popularidad a expensas de la dignidad ajena… porque ahora eso dizque significa ser “diferente”. Antes que periodístico, el debate es de ética ciudadana. Parece como si las redes sociales nos propusieran una forma alterna de ciudadanía. Como si el mundo virtual nos autorizara a darnos licencias que, tal vez, no nos daríamos en el mundo real. Al hablar de este asunto citando los casos concretos, les estoy haciendo eco, estoy consciente de ello; pero el debate sobre la ética ciudadana en el uso de las redes está por darse en nuestro medio. ¿Somos los mismos ciudadanos en la calle y frente a la pantalla?".