Respeto a la Policía Nacional: columna de Óscar Montes

 
En época electoral lo más fácil es acabar con las instituciones, lo estamos viendo con la Policía Nacional. Ya ni siquiera quienes tuvieron la dignidad de dirigirla se atreven a brindarles a sus miembros el beneficio de la duda.
 
Lo acontecido en Tumaco con la muerte de ocho campesinos sembradores de hojas de coca es tan confuso que se debería esperar, por lo menos, que las investigaciones terminen para poder señalar con absoluta certeza quiénes son culpables y quiénes son inocentes. 

Lo menos que merecen los hombres que tuvo bajo su mando el vicepresidente Óscar Naranjo en su época de director de la Policía es que les crean o que los escuche antes de oír las versiones de una de las partes interesadas, como es el caso de alias Romaña, vocero de las Farc, designado por Naranjo como uno de sus principales interlocutores en Tumaco.

La Policía Nacional merece todo el respeto de los colombianos, es una institución que hace parte de nuestra historia, al igual que el glorioso Ejército Nacional. Son cientos de años dedicados a preservar nuestras vidas, nuestra seguridad y nuestra integridad como Nación, miles de sus hombres han dado y siguen dando sus vidas por defender las nuestras.

Señalar a los agentes de policía de "asesinos y criminales", cómo ha hecho una novel y fogosa candidata presidencial, sin esperar siquiera los resultados de las investigaciones y desconociendo las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que sucedieron los hechos,  es no sólo irresponsable, sino injusto con la Policía Nacional. 

Lea también: No son los números, es el equipo: Columna de Óscar Montes

Aunque este tipo de declaraciones gusta a un sector de la galería, puede estar segura la candidata presidencial que la inmensa mayoría de los colombianos siente un inmenso afecto por la Policía Nacional. La búsqueda afanosa de votos no puede servir de pretexto para mancillar el buen nombre de esa institución. Los "criminales" y "asesinos" son otros, en eso no podemos equivocarnos ni llamarnos a engaños. 

No se trata tampoco de justificar los desmanes y abusos por parte de algunos miembros de la institución, como ocurre cuando se presentan hechos de alteración de orden público, como evidentemente ocurrió en Tumaco.

El uso desmedido de la fuerza no tiene justificación y quienes así lo hacen deben ser castigados. Pero lo que no se puede hacer, es echar por la borda los principios fundamentales del Estado de derecho, como son el debido proceso y la presunción de inocencia.

Proceder de esa forma es abonar el terreno para que miembros de la Policía Nacional sean objeto de la llamada "Justicia por mano propia", que es lo que empezamos a ver en algunas zonas del país, donde sectores de la población la emprenden contra los uniformados, atentan contra su integridad y hasta contra sus vidas.

No es así como se construye un nuevo país y se promueve la reconciliación nacional. No todo vale en la búsqueda de votos para llegar a la Presidencia. Un poco de cordura y sensatez es lo que pedimos a quienes están jugando con fuego.

Para acceder de forma rápida a nuestra señal en vivo y contenidos destacados, DESCARGUE ya la app de Blu Radio.