Este viernes contra Venezuela en tierras estadounidenses comienza un nuevo ciclo para la Selección Colombia de Fútbol, después de siete años de estar bajo la batuta de José Néstor Pékerman, quien llevó al equipo a dos campeonatos mundiales.
La salida del profesor Pékerman fue deslucida y hasta grosera por parte de los directivos de la Federación de Fútbol, quienes le dieron tratamiento de tercera a quien contribuyó al crecimiento de nuestro fútbol. Pékerman merecía un mejor tratamiento, por lo menos más respetuoso. Dicen que debió esperar más de 45 días para ser atendido por sus jefes, quienes jugaron a ganarle por cansancio hasta aburrirlo.
Los chismes de algunos periodistas deportivos, acostumbrados al consentimiento y el pechiche de anteriores directores técnicos, terminaron por imponerse. El cuento de que había personas del círculo íntimo de Pékerman que hacían negocios con los pases de algunos jugadores -algo que jamás probaron- hizo carrera y le sirvió de pretexto a los directivos para no prorrogarle el contrato a Pékerman.
Ahora comienza un nuevo ciclo, ojalá mucho más exitoso para la Selección. El nuevo técnico deberá tener no solo conocimientos, sino carácter para poner a cada quien, en su sitio, desde directivos de la Federación hasta futbolistas, pasando por periodistas malintencionados que ponen sus intereses personales por encima de los del país.
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