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Así estarían reclutando jóvenes en Ciudad Bolívar para delinquir en bacrim

La Policía reconoció que en la localidad, ubicada en el sur de Bogotá, hay problemas de tráfico de drogas y delincuencia organizada

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BLU Radio - Ciudad Bolívar, Bogotá

BLU Radio conoció en exclusiva testimonios de cómo funcionarían estructuras para la venta de drogas, extorsión y cómo sí habría presencia de grupos alertados por Defensoría del Pueblo.

“La guerrilla no se ha acabado, simplemente cambió de nombre, ahora las llamamos Bacrim, pero es las mismas Farc, el Eln, ellos manejan todo, son los que manejan, traen, comercializan, necesitamos armas, necesitamos un sicario para que mate a tal persona, listo, ya está, la vida no vale nada, eso depende de quien sea”. 

Ese es el relato de quien llamaremos Rubén. Manifiesta que desde que llegó del Valle del Cauca hace 10 años y se asentó en Ciudad Bolívar, la delincuencia ha sido el camino, y sin decir para quien trabaja, reitera que la lucha constante es entre reconocidos grupos criminales.

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“Se llega, se le habla, somos tales, tales, necesitamos protegerlos a ustedes de los demás, entonces necesitamos que nos colaboren. Si no es con nosotros saben que vienen más. Son paracos, Farc, Bacrim, que son otros nombres para lo que tenemos en Colombia”.

Mientras la Defensoría del Pueblo alerta de forma temprana la presencia de grupos al margen de la Ley como los Rastrojos, las Águilas Negras, las autodefensas Gaitanistas de Colombia, incluso el Eln y las Farc, el distrito señala que no hay veracidad de ello. Sin embargo, Blu Radio realizó un recorrido por los Barrios Arborizadora, El Lucero, Sierra Morena, entre otros y logró los testimonios de quienes estarían trabajando para estas organizaciones. 

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Tatiana está ad portas de cumplir 18 años, y además de vender droga en la localidad, manifiesta ser “campanera”, es decir, avisar a sus compañeros de enemigos en el momento de extorsionar en locales comerciales de la localidad 19 de Bogotá.

“A veces yo acompaño a los chinos a aplicarle las vacunas a los de las tiendas porque dan papaya y van y los roban porque a veces no les hace el favor de al menos fiarle una leche o algo. Eso llegan con severos fierros; yo no lo hago pero me quedo ahí “campaneando” que no venga nadie y es con severos fierros con los que llegan”.

Los jóvenes entre 13 y 21 años, serían los de mayor exposición, pero el temor de quienes lo relatan es que la permanente muerte de personas es oculta por las autoridades, y no es muestra de lo que para ellos es una situación donde las autoridades estarían involucradas en delitos permanentes.

“A un socio una vez le pidieron requisa, llevaba media libra y se lo llevaron y a los tres días empezamos a ver que nada, que no lo soltaban, o íbamos a visitarlo a la estación y nunca estaba, y este es el momento en que sabemos que fue que se murió: lo mataron. Los tombos, porque nos llevaban “arriados”y hay tombos que trabajan para “Las Águilas”.

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El modus operandi del reclutamiento y el ejercicio que entre otras puede buscar la denominada limpieza social, involucra a los menores de edad, quienes serían los primeros actores en la escalera de actos violentos perpetrados en la localidad, y en los municipios de Soacha y Sibaté, Gonzalo señala ser un líder social del sur de Bogotá, y tras recibir amenazas por denunciar la forma en que se maneja el negocio, cuenta en Blu Radio lo que para él, sería la dinámica de los reclutadores.

“Nos pusimos a hacer un análisis con los caleños, con los paisas, con los raperos, y descubrimos: Los manes están en un territorio, descubren familias, tienen que ser numerosas, dos, tres o cuatro hijos, sobre todo las familias pobres de la loma. Familias desplazadas de poca educación: llegan esos manes que son medio paramilitares estatales”.

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Agrega que el problema no solo está orientado en Ciudad Bolívar y Soacha, señala que el municipio de Sibaté, se ha configurado como un centro en el que ejercen presión las bandas y lo utilizan como un recurso adicional en el que incluso, los asesinatos, son tomados como algo natural y son hechos que se legitiman.

“En este momento, en Sibaté han muerto 11 muchachos en el último mes. Y es que el problema grave, es porque el modelo está bien hecho; llegan a un territorio, detectan una familia, les dan armas a los pelaos, les dan droga y los empoderan de su barrio, tiene que ser en su casa, tiene que ser en su calle y en su barrio.

No puede trabajar en otro lado sino en su barrio. Le dan un plante de plata, como en un negocio ambulante, como esos que reparten los puestos y luego los recoge en un puesto a las diez de la noche y es un mismo man “luquero”, que pone a trabajar a 10 pobres. Sueltan la gente y le dan armas drogas y comienzan a dejarlos crecer. Los chinos van cogiendo poder, van defendiendo su pedazo pa vender sus bichas, pa vender sus moños y van creciendo y las fronteras comienzan a tocarse, y cuando las fronteras territoriales empiezan a tocarse, los duros, que son un cerebro áspero. Llegan al barrio y dicen a la Junta de Acción Comunal y a la gente, les dicen esto está muy caliente, estos chinos “hijueputas”, vendiendo vicio, y la gente empieza a echar en contra a los pelaos, hay que sacarlos, nos tienen jodido el barrio y comienzan a legitimar”.

En esta primera entrega, se muestra la forma en que estarían interviniendo organizaciones delincuenciales que incluso involucrarían miembros de la Policía, el Ejército y el gobierno, esto, mientras el tráfico de estupefacientes sería maquinado por cabezas invisibles y dado a los jóvenes y menores de edad, y la extorsión se convertiría en otra de las formas en que la ilegalidad se apodera del sur de Bogotá.
 

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