“Hasta ese entonces teníamos muchos sentimientos encontrados. Un poco de alegría y otro poco la tristeza de dejar nuestro ser querido y entregárselo al mundo”, expresó.
Sin embargo, aseguró que no lo han perdido, pese a que reconoce que si lo siente un poco más lejos: “Hoy hay mucha más distancia. No lo podemos llamar nosotros, él nos llama los domingos a la hora del almuerzo familiar”.
José Ignacio, quien preside una fundación, ‘Haciendo Lío’, en la que trabaja por la gente vulnerable de su país, agregó que hay cosas que el papa sigue haciendo tales como tomar mate y ver fútbol.
Agregó que la última vez que vio a su tío fue durante su visita a Paraguay, suerte con la que no ha contado su madre, María Elena.