Se requerían autos leves que resistieran grandes cargas o pudieran ser lanzados desde un avión.
El Jeep Willys pesaba entre 2 o 3 kilos más de lo requerido por lo que sus fabricantes decidieron quitarle una capa de pintura. Así no solo se aligeró el peso en un kilo, sino que este carro terminó luciendo su tradicional acabado color verde mate. La capa que le fue restada correspondía a la del brillo.