En los últimos meses, Instagram fue testigo del ascenso meteórico de Emily Pellegrini, una "joven" de 23 años que reside en Los Ángeles y se desempeña como modelo. Con más de 139.000 seguidores, su popularidad ha crecido de manera exponencial, pero lo sorprendente es que Emily Pellegrini no es una persona real, sino una creación de inteligencia artificial diseñada para cautivar al público masculino.
Detrás de esta fachada digital se encuentra un programador que, utilizando la tecnología, dio vida a una modelo virtual con características específicas: "Le pregunté a Chat GPT cuál es la chica de los sueños del hombre promedio y me dijo cabello castaño largo y piernas largas, así que la hice exactamente como decía. El objetivo era hacerla simpática y atractiva. Quería mantenerla lo más real posible", contó el desarrollador en una entrevista para el Daily Mail.
Lo asombroso no es solo el éxito en seguidores que ha alcanzado Emily, sino las propuestas serias de citas que ha recibido de estrellas del deporte, empresarios y celebridades. Futbolistas, multimillonarios, luchadores de MMA y tenistas la han contactado a través de mensajes directos en Instagram, creyendo que están interactuando con una persona real. La situación llegó al extremo de invitaciones a lugares paradisíacos y cenas en restaurantes exclusivos en Dubái.
El programador, consciente de la ética en la revelación de identidades, se negó a revelar los nombres de estas figuras públicas que cayeron en la trampa de la inteligencia artificial.
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Este fenómeno plantea interrogantes sobre la creciente influencia de la inteligencia artificial en la vida cotidiana y cómo la tecnología ha alcanzado un punto en el que es difícil discernir entre lo real y lo artificial.
El desarrollador, que inicialmente trabajaba hasta 16 horas al día para perfeccionar los rasgos de Emily, ahora encuentra en su creación una fuente lucrativa de ingresos a través de Fanvue, una plataforma que permite a mujeres virtuales publicar contenido erótico a cambio de dinero.
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El caso de Emily Pellegrini no es único, ya que su éxito llevó al programador a crear a Fiona, su supuesta hermana, con igual impacto en las redes sociales. Este fenómeno plantea preguntas sobre la ética en el uso de inteligencia artificial para crear perfiles falsos y cómo la sociedad deberá ser más cautelosa al interactuar en redes sociales.
Emily Pellegrini se presentó como un caso paradigmático de cómo la inteligencia artificial puede llegar a trascender los límites de lo virtual, influyendo no solo en la esfera digital sino también en la realidad de aquellos que caen en su encanto artificial.
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