Organizaciones y personas extranjeras no podrán ofrecer servicios de información religiosa por Internet en China a partir del próximo marzo, informa hoy la prensa local.
Las entidades y los particulares chinos tendrán la posibilidad de operar estos servicios, pero habrán de solicitar permiso a los departamentos provinciales de asuntos religiosos, recoge el diario Global Times.
Una vez que hayan obtenido la autorización, podrán predicar doctrinas religiosas "que conduzcan a la armonía social" y que guíen a los creyentes "al patriotismo y al respeto a la ley".
Asimismo, los predicadores y quienes participen en estos servicios tendrán que registrarse en las plataformas en línea con su nombre real.
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Las nuevas medidas incluyen la prohibición de la emisión en vivo de actividades religiosas como el bautismo, la quema de incienso, la adoración de Buda o el canto religioso.
Aparte de los individuos autorizados, "ninguna organización o persona" podrá llevar a cabo trabajo misionero o formación religiosa, asegura el diario.
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Estas nuevas medidas han sido diseñadas por la Administración de Asuntos Religiosos, la Administración del Ciberespacio de China, el Ministerio de Industria e Información, el Ministerio de Seguridad Pública y el Ministerio de Seguridad del Estado.
Los departamentos de seguridad estatal "se harán cargo" de "personas que confabulen con extranjeros" para usar la religión con el fin de poner en peligro la seguridad nacional.
Estas regulaciones tienen como objetivo "estandarizar la información religiosa en línea" y "garantizar la libertad de credo de los ciudadanos chinos", según el comunicado de las instituciones citadas.
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Según datos de las autoridades chinas, hay aproximadamente 200 millones de creyentes religiosos en el país, que cuenta con una población de 1.412 millones de habitantes.
Dado que el budismo y el taoísmo no cuentan con procedimientos tipificados para la conversión, las autoridades los cifran simplemente en "numerosos" por la dificultad de contarlos.
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Existen, además, 38 millones de protestantes, 6 millones de católicos y 5,7 millones de musulmanes en el país asiático, según datos del Consejo de Estado en 2018.
Aunque oficialmente en China existe la libertad de culto, numerosas organizaciones internacionales han denunciado abusos y represión contra las minorías étnicas musulmanas y contra creyentes cristianos.
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