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"Cada uno de vosotros merece atención por la historia tan dura que vivió. En particular quiero recordar a quienes han pasado por los campos de detención de Libia", refirió el pontífice durante la audiencia en el Aula Pablo VI, un enorme pabellón del Vaticano.
Los refugiados lograron llegar a Italia gracias al programa de corredores humanitarios de la Comunidad de Sant'Egidio, las Iglesias católica y evangélicas y la Mesa Valdesa, protestante, un sistema elogiado por el pontífice.
"Los corredores humanitarios no solo tienen como objetivo hacer llegar a Italia y a otros países europeas a los refugiados, librándolos de una situación de incertidumbre, peligro y esperas infinitas", explicó.
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Para agregar acto seguido: "También operan para su integración y esto es importante porque integrar forma parte de su salvación".
Francisco escuchó las historias de algunos de los inmigrantes que acudieron a la audiencia, como Maskaran y su familia llegados "del infierno de Libia", según relató.
O Anna, una cristiana de la ciudad siria de Alepo que, tras años soportando la guerra y la destrucción, decidió llevarse del país a su hija recién nacida en busca de paz.
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El papa también recordó el caso "terrible" de un refugiado que tardó tres años en llegar a España y que lo contó luego en un libro que leyó.
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