Salía de dictar su clase de cultura en la Universidad Sergio Arboleda cuando lo estaban esperando los asesinos. Los disparos de ametralladora derrumbaron su cuerpo a las 10:20 de la mañana de aquel jueves 2 de noviembre de 1995.
En una época compleja, convulsionada y en la que a los líderes políticos les acompañaba el miedo porque en cualquier esquina una motocicleta podía aparecer con sicarios a bordo.
El líder conservador, cuatro veces candidato presidencial, a sus 76 años tenía planeado un almuerzo en La Calera, que no se pudo dar.
El trancón que se presentaba frente a la universidad no permitió que el carro se moviera con tranquilidad. Ahí fue cuando inició la serie de disparos, que además de acabar con la vida de Álvaro Gómez, acabó con la de su amigo y exescolta José del Cristo Huertas Hastamorir.
Hastamorir, justamente ese era el apellido de su acompañante, un hombre fiel al líder conservador. Hasta morir estuvo ahí.
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Gómez Hurtado fue trasladado de inmediato a la clínica El Country. Mientras iba en camino, había esperanzas de su recuperación; minutos después, se esfumaron esas esperanzas y murió.
En medio de las investigaciones, son diferentes hechos los que han puesto en tela de juicio las responsabilidades. Algunas personas, que sabrían cosas, tendrían injerencia o serían piezas importantes en el rompecabezas para esclarecer los hechos, han sido asesinadas.
Clara Valencia Linares, investigadora de la Procuraduría, junto a su esposo, Hugo Roberto Otálora, fueron asesinados en 1996.
Al exministro de Defensa Fernando Landazábal lo mataron en 1998. Se dice que él sabía quién había matado a Gómez.
El excomisionado de Paz Jesús Bejarano, asesinado en el 99, entre otros, tendría datos claves para dar con el paradero de los autores del magnicidio.
Héctor Paul Flórez Martínez es el único condenado a 40 años por el magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado. Pagó más de 18 años y sería inocente; hace un año dijo, con contundencia, que no fue él el responsable.
“Yo no maté a Álvaro Gómez, yo no lo maté ni participé”, sostuvo a ‘Los Informantes’ tras su salida de prisión. Este hombre sería un chivo expiatorio en el caso. Sobre su responsabilidad, las dudas persisten.
Al también socio fundador de Independiente Santa Fe en mayo del 88 el M19 lo secuestró. El objetivo de la vieja guerrilla era instalar una mesa de diálogos de paz y establecer una Asamblea Nacional Constituyente, que con el tiempo, en 1991, derivó en la actual Constitución Política. Junto a Antonio Navarro y Horacio Serpa fueron los gestores de uno de los hechos más importantes de Colombia.