“Esto era mostrarle que los pueblos estamos ahí para rechazar, pero en ningún momento para acabar con esa sede ni mucho menos todo lo que ellos dicen. Justamente es el opinadero, no hay una información seria, veraz, atada a las fuentes”, dijo Didier Chirimuscay, uno de los 50 indígenas Misak que entraron a la sede de revista Semana .
Los hechos ocurrieron en la tarde del viernes cuando el grupo entró al primer piso del edificio Semana y se saltó los torniquetes de seguridad. Según la gerente general, Sandra Suárez, se activaron los protocolos de seguridad y no pudieron usar los ascensores para subir a donde trabajan los periodistas. Al final un vigilante resultó herido y terminó rota una de las puertas de vidrio.
Según Chirimuscay, el objetivo era comunicar su molestia porque se reproduce el odio desde los medios en Bogotá hacia los territorios y se opina irresponsablemente, y niega que hayan sido ellos quienes dañaron la puerta.
El mismo grupo había intentado ingresar a la fuerza también a la Casa de Nariño, el miércoles por la noche.
“Fuimos a protestar en el palacio porque sabemos que en el palacio hay mucha gente con plan tortuga de todo esos acuerdos que han habido, seguramente de muchos funcionarios de extrema derecha que han quedado ahí”, explicó.
A Chirimuscay no le gustó el comunicado de varias organizaciones indígenas rechazando sus protestas y dijo que hay líderes a los que les “pagan el avión y el hotel” y no entienden los problemas que sufre de verdad la gente “en la Colombia profunda”.
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