"Árbol", editorial de Ana Cristina Restrepo
En el Editorial de este miércoles en Vive Medellín, Ana Cristina Restrepo habló sobre la importancia de los árboles.
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Este es el Editorial de Ana Cristina:
"Usted y yo somos capaces de nombrar prácticamente cualquier animal. Y si no sabemos su nombre, por lo menos podemos decir a cuál otro animal se parece. Así no conozcamos la raza exacta, reconocemos un perro, un gato, un caballo.
Cuando vamos al zoológico Santafé con un niño, no nos varamos: ¿qué animal es ese? Si no hay un cartel del zoológico disponible para identificar un animal, acudimos a las hadas de la adivinación: “Ese animal es un ocelote, un chita, un tigrillo, un puma”. Algo se nos ocurre.
Pero, qué tal si esperando el bus o al lado de un semáforo un niño nos pregunta: ¿qué árbol es ese? Es muy probable que si no se trata del famoso guayacán amarillo o de un palo “choto de mangos”, una gran parte de nosotros no solo no sepa el nombre del árbol sino que tampoco pueda nombrar otro árbol que se le parezca.
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Tal vez porque no se desplazan de un lado para otro o porque necesitan ser sacudidos por el viento para que sintamos la voz de sus hojas, el árbol es literalmente paisaje: lo vemos, a veces lo admiramos, pero poco o nada sabemos de él.
En la niñez nos importaban los árboles porque era un reto subirnos a sus ramas sin que antes nos regañaran los adultos o sin quebrarnos un hueso. Cuando niños, el tronco de un árbol era el lugar ideal para escondernos y no regresar al salón de clases después de que sonaba la campana del final del recreo. En la escuela, a través de las semillas de los árboles, comprobábamos la maravilla de sembrar. La semilla de un árbol nos enseñó que la vida no es un milagro, sino un proceso natural que requiere cuidado.
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La sombra de un árbol protege a los caminantes cansados, a la gallada del paseo de olla, al lector solitario, a los enamorados.
En la ciudad, los árboles han sido barreras de sonido, y del polvo y otros químicos. Los árboles son recursos genéticos y alimenticios, nutrición y refugio para la fauna, captación de dióxido de carbono y producción de oxígeno, regulación hídrica y microclimática, conservación y restauración de cuencas, suelos e interacciones biológicas.
A medida que nos alejamos en el tiempo y en generaciones de los bisabuelos que llegaron del campo a la ciudad, parece como si creciera nuestra ignorancia botánica.
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Algarrobillo, Barcino, Cañafístula, Carbonero o Calliandra. Mire ya por el balcón de su casa u oficina, por la ventanilla de su taxi, del bus. Mire a su alrededor si va caminando… aprendamos a nombrar un árbol distinto, solo uno, cada semana.
Que sea un propósito".
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