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Hay que hacer de cada día una gran experiencia; uno nunca sabe si ese va a ser el último

Valorar cada día, construir relaciones interpersonales y buscar metas que enriquezcan nuestras vidas se convierten en tareas diarias.

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Alberto Linero
Foto: Blu Radio

Ayer tuve una de esas experiencias difíciles en la vida. Me correspondió acompañar a una familia cercana a mi edad que había perdido a su hijo mayor de 30 años por causa del lupus. Ustedes imaginan lo difícil y complejo de la situación, pero estando allí, conversando con ellos y tratando de acompañarlos en su dolor me preguntaba por el sentido de la muerte.

Y la respuesta es que la muerte tiene sentido si la vida tiene sentido. Leonardo Boff en su texto “Vida más allá de la muerte” afirma que “la muerte es una invención inteligente de la vida”. Para los que creemos, la muerte no es definitiva, sino que es un paso más en ese proceso de vida; pero aún para los que no creen debe ser una experiencia de amarse, construir con propósito y valores la existencia y dar lo mejor de sí. Mientras abrazaba a mi amigo que había perdido a su hijo pensaba yo en lo inexplicable, pero también en la necesidad de hacer de cada día una gran experiencia, porque uno nunca sabe si ese va a ser el último.

En Colombia el grupo poblacional que muestra más defunciones en el país, según el DANE, es de los 60 años en adelante, con 48.613 casos, que equivalen al 72,0%, lo que refleja un aumento de 1.456 casos frente al mismo periodo del segundo trimestre del 2022.

Por eso, reconocer la inevitabilidad de la muerte, nos motiva a vivir con propósito. Valorar cada día, construir relaciones interpersonales y buscar metas que enriquezcan nuestras vidas se convierten en tareas diarias. La muerte nos recuerda que el tiempo es precioso, motivándonos a disfrutar de cada experiencia y contribuir al mundo de maneras significativas. En lugar de temer a la muerte, podemos abrazarla como un recordatorio constante de vivir una vida llena, en la que cada momento cuenta.

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