La iglesia tiene que ser un lugar seguro para todos, especialmente para los niños y niñas

Esa crueldad no puede ser justificada desde ningún punto de vista. Debe ser despreciada y castigada con las sanciones legales más fuertes.

Alberto Linero
Foto: cortesía Alberto Linero

Estuve 33 años en función del ministerio presbiteral, 8 formándome y 25 ejerciéndolo. Allí conocí hombres y mujeres extraordinarias, comprometidas con los mejores valores humanos y tratando de vivir desde la propuesta existencial de Jesús de Nazaret.

Allí aprendí a amar a laIglesia como comunidad de seres humanos que busca ser contraste para la sociedad. Sin embargo, por las noticias me encontré con que algunos presbíteros y obispos cometían un crimen terrible al abusar sexualmente de niños y niñas, y en algunas ocasiones encubrían estas situaciones.

Esa crueldad no puede ser justificada desde ningún punto de vista. Debe ser despreciada y castigada con las sanciones legales más fuertes. No es un pecado simplemente; es un delito y merece el peor de los castigos definidos por la ley.

Algunos creyentes en vez de agradecer a quienes investigan estos casos y los hacen públicos para que sean enjuiciados los culpables, se cierran en actitud de gueto y tratan de justificar y defender lo malvado. Tenemos que asegurarnos que nunca más vuelva a suceder un crimen de estos.

La iglesia tiene que ser un lugar seguro para todos, pero especialmente para los niños y niñas. Para ello hay que vivir en la verdad, sin tapar comportamientos delictivos, pero a la vez generando las condiciones para que las personas que busquen llegar al ministerio sean lo más sanos emocionalmente posible.

La iglesia tiene que ser creíble y sólo lo será si se le nota su compromiso claro por vivir a la manera de Jesús de Nazaret.

Por eso celebro la decisión de los obispos colombianos reflejada en estas palabras que dijo Monseñor Luis Manuel Alí, secretario general de la Conferencia Episcopal: “Es necesario hacer concretos esos gestos de perdón en cada uno de los casos y de las situaciones. Estamos muy conscientes que eso es también muy importante para la víctima y fundamental en el proceso de reparación integral. Estamos buscando el día más propicio […] Nos falta especificar el día”, cierro cita.

Espero que este acto de perdón lo hagan también los obispos más cuestionados frente a denuncias de este tipo. Que nos quede claro: Dios se merece la mejor Iglesia posible.

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