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La presencialidad, una oportunidad para recuperar el aprendizaje en colegios y escuela

Todo el tiempo que estuvieron cerradas las escuelas y los colegios ha dejado una marca en el proceso de aprendizaje de los estudiantes

Alberto Linero
Alberto Linero
Foto: cortesía Alberto Linero

Ayer leía la noticia de que varios estados de Estados Unidos, han decidido levantar la obligación de usar tapabocas en las escuelas públicas, lo cual ha ocasionado una reacción de los padres de familia en contra de la medida, porque creen que todavía no están dadas las condiciones para ello.

La noticia me hace pensar en lo complejo que ha sido para los educadores, los estudiantes y los padres de familia esta pandemia; tanto, que algunos expertos señalan la posibilidad de que esta sea una generación perdida a raíz de los graves problemas de aprendizaje. De hecho, un informe del Banco Mundial llamado “El estado de la crisis educativa mundial: un camino hacia la recuperación” asegura que: “En los países de ingresos bajos y medianos, la proporción de niños que viven en situación de pobreza de aprendizajes podría alcanzar el 70% debido al cierre prolongado de las escuelas y a la carencia de eficacia del aprendizaje a distancia para garantizar la continuidad integral del aprendizaje durante estos cierres”. Recordemos que antes de la pandemia, era aproximadamente del 53%.

Esta realidad no es extraña para Colombia. Todo el tiempo que estuvieron cerradas las escuelas y los colegios ha dejado una marca en el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Creo que antes de darnos por vencidos, se hace necesario entender la vuelta a la presencialidad como una oportunidad para desarrollar de mejor manera el proceso de enseñanza, aprendizaje y evaluación.

La Unesco recomienda que los programas deben abarcar tres líneas de acción claves para recuperar el aprendizaje: 1) consolidar los planes de estudio; 2) ampliar el tiempo de instrucción; y 3) mejorar la eficiencia del mismo. Esto implica entender este proceso de manera holística y no concentrarse únicamente en la adquisición de conocimientos, y también pensar en la participación activa, seria, eficiente y responsable de todos los actores del proceso educativo.

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El estado a través del Ministerio de Educación vela porque la infraestructura y los currículos sean los mejores, por eso es necesario que los docentes entiendan su papel en este proceso y los padres de familia comprendan que deben hacer equipo y que no son enemigos.

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