La tecnología se volvió la nueva ‘nana’ que cuida y entretiene a los hijos, hay que estar pilas

Hay que ser cuidadosos: a los niños no se les puede apartar de la tecnología porque sería alejarlos del mundo real, pero tampoco pueden quedar a merced de algoritmos y peligros.

Alberto Linero
Foto: cortesía

La crianza, ese momento de acompañamiento para que los hijos alcancen la progresiva autonomía, es uno de los procesos humanos más complejos; más aún hoy, cuando la tecnología se ha vuelto uno de sus actores principales, ya que en muchos casos es la nueva “nana” que cuida y entretiene a los hijos, o la herramienta con la que pueden explorar el mundo sin mayores límites que los impulsos fuertes de sus hormonas y las ganas de conocer.

No juzgo a los padres de familia porque entiendo que no hay un “manual” para criar, y todos, desde sus propias limitaciones, tratan de hacer lo mejor. Pero sí estoy seguro que ese proceso exige mucha cercanía, atención, disciplina y comprensión del mundo en el que los hijos se mueven.

En el terreno de la tecnología hay que ser muy cuidadosos, porque no se les puede apartar de ella, ya que eso significaría apartarlos del mundo real, pero tampoco se les puede dejar a merced de los algoritmos y las posibilidades de las redes. Por eso, celebro que la app Instagram, siendo consciente de lo que sus dinámicas pueden hacerle o propiciarle a los niños y niñas, ha informado de la creación del “centro familiar”, un espacio en el que se ponen al alcance de los padres una serie de herramientas de seguridad que ellos están invitados a aprovechar para controlar lo que sus hijos pueden ver y también hacer dentro de la aplicación; por ejemplo, se podrá configurar y usar herramientas de supervisión, además de acceder a recursos sobre cómo hablar con los adolescentes acerca del internet, monitorear el tiempo que pasan los menores en la red y las notificaciones de cuando han denunciado a alguien.

Creo que estas herramientas son fundamentales, pero no remplazan la relación de amor, cercanía, disciplina y organización que debe haber entre los padres y los menores. La decisión de tener hijos supone unos compromisos serios que se tienen que asumir con responsabilidad, sabiendo que la mejor formación se da desde una relación de confianza, en la que los menores se sientan seguros, pero también, y sobre todo, desde el ejemplo de vida que los padres les dan.

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