Los colombianos piden a gritos que cese la violencia: opinión de Ricardo Ospina

El ELN sigue siendo noticia y no precisamente por su voluntad para avanzar hacia la firma de un acuerdo de paz tras más de cinco décadas en armas.

A la denuncia de una ONG venezolana, que afirma que esa guerrilla maneja la entrega de los Clap o mercados populares para las personas menos favorecidas en la frontera entre Colombia y Venezuela con fines políticos, se suma un hecho grave y notorio: la convocatoria a un paro armado durante 72 horas.

No se trata de un hecho menor, toda vez que es la primera ocasión en la que el ELN a través de su Comando Central, que supuestamente está comprometido con la búsqueda de un acuerdo con el Gobierno en la hacienda Kashapamba en Quito, emite una orden a sus frentes para que durante tres días, entre el 10 y el 13 de febrero, cometan actos violentos y eviten el normal tránsito por tierra, agua y aire.

Ante esta amenaza contra todos los colombianos, pocos días después del atentado que dejó seis policías muertos en Barranquilla, el Estado y la sociedad respondieron cerrando filas en torno a las autoridades y pidiendo que la intimidación que pretende el ELN no se haga realidad.

Luego de una reunión en Casa de Nariño, el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, dijo que los colombianos no se dejarán intimidar y que es inaceptable que esa guerrilla pretenda amenazar al Estado.

Villegas, además, advirtió que todas las Fuerzas Militares estarán en patrullaje y alerta permanente para evitar que el paro armado convocado por el ELN surta efecto aterrorizando a la población.

Entre tanto, el ministro del Interior, Guillermo Rivera, dijo que el ELN es un monumento a la contradicción, al recordar que mientras está en negociaciones de paz, sigue cometiendo actos de guerra.

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Todavía, desde algunos sectores se busca salvar este moribundo proceso de paz: a Iván Cepeda y Alvaro Leyva, quienes han pedido luz verde a Palacio para intentar convencer a los jefes de esa guerrilla para que prorroguen el cese del fuego, se suman varias organizaciones sociales que en las últimas horas se reunieron con el presidente Santos, quien las autorizó para viajar a Quito a buscar acercamientos humanitarios con esa guerrilla.

El presidente Santos está en una encrucijada, porque si bien la mayoría de los colombianos están pidiendo que se levante la mesa de diálogos y se combata con toda la fuerza del Estado a la guerrilla del ELN, hay un número importante de colombianos en Arauca, Chocó, Nariño, Cauca y otros departamentos a merced de ese grupo, que están pidiendo a gritos que cese la violencia.

Escuche aquí la opinión de Ricardo Ospina: