Influencer visitó la tribu más aislada del mundo y fue detenido: quería grabar un video

Un creador de contenido identificado como Mykhailo Viktorvych Polyakov, de nacionalidad estadounidense-ucraniana y 24 años de edad, fue arrestado por las autoridades de la India tras haber intentado ingresar a la isla Sentinel del Norte, en el océano Índico, una zona considerada restringida por la legislación local.Según medios internacionales, Polyakov habría viajado hasta el remoto archipiélago de las islas Andamán y Nicobar con el objetivo de grabar contenido para redes sociales. De acuerdo con las investigaciones preliminares, el joven desembarcó brevemente en la isla tras hacer sonar un silbato para llamar la atención de los habitantes. Durante al menos cinco minutos, habría tomado video y ofrecido algunos regalos, como refresco de cola y cocos.El jefe de la Policía de las islas Andamán y Nicobar, HGS Dhaliwal, informó que el joven compareció ante un tribunal local y permanecerá en prisión preventiva durante tres días, mientras continúan las investigaciones y se cumplen los procedimientos legales.La organización Survival International, que defiende los derechos de los pueblos indígenas, condenó enérgicamente la acción del influencer y la calificó de "irresponsable", señalando que este tipo de actos no solo representan un peligro para los visitantes, sino también para las comunidades nativas, cuya salud puede verse comprometida por enfermedades externas ante las cuales no tienen inmunidad.“Los influencers que buscan contacto con pueblos no contactados y los utilizan únicamente para generar clics”, advirtió la organización en un comunicado.La isla Sentinel del Norte está habitada por los sentineleses, una tribu que ha rechazado históricamente cualquier tipo de contacto con el exterior. Se estima que la comunidad está compuesta por al menos 200 personas, que viven como cazadores-recolectores en un territorio de aproximadamente el mismo tamaño que el barrio neoyorquino de Manhattan.Cabe recordar que las leyes indias prohíben estrictamente a cualquier persona, sea local o extranjera, acercarse a menos de cinco kilómetros de la isla, precisamente para evitar situaciones que pongan en peligro tanto a los visitantes como a los miembros de esta comunidad ancestral.