Qué significa comprar cosas que no necesita, según la Psicología

El consumismo se ha convertido en un fenómeno muy recurrente en la vida de las personas, es por eso que gran parte de las cosas que se compran no son necesarias.Existen múltiples razones que llevan a las personas a comprar objetos que terminan acumulando en casa sin un propósito definido. No obstante, este hábito no solo impacta en economía personal, sino también en el bienestar emocional y calidad de vida.Según la psicología, la dopamina, un neurotransmisor producido por el cerebro, desempeña un papel clave en las compras impulsivas. Al adquirir algo nuevo, el cerebro libera dopamina, generando una sensación de placer y satisfacción inmediata. Este mismo mecanismo se activa en otras experiencias gratificantes, como disfrutar de una comida favorita o recibir un elogio.Sin embargo, este efecto es pasajero. Poco después de la compra, la emoción se desvanece y, en muchos casos, da paso al arrepentimiento. Este fenómeno, conocido como buyer’s remorse o “remordimiento del comprador”, es bastante común. De hecho, un estudio reciente indica que el 52 % de los consumidores en línea experimentan algún grado de arrepentimiento tras realizar una compra impulsiva.Según accio psicología: “La necesidad, el deseo irresistible de gastar dinero en comprar objetos que no necesitamos y en controlar esos deseos. La acción de comprar alivia la tensión de la persona y genera placer. Es llenar un vacío y compensa, pero después se convierte en una tortura, porque la persona no es capaz de controlar sus actos”.Además, según la psicóloga cristina, “Cuando estamos tristes hay un poquito de pérdida de control sobre cualquier cosa, lo que nos ha precipitado a estar tristes. ¿Por qué compramos? Necesitamos tomar control sobre algo, que más fácil que sobre las compras. Las compras nos dan felicidad instantánea y un falso sentimiento de control. Yo compro, yo elijo, yo decido.Comprender qué nos lleva a realizar compras impulsivas es fundamental para gestionar mejor nuestras finanzas. Al reconocer tanto los factores emocionales como las influencias externas que afectan nuestras decisiones, podemos hacer elecciones más conscientes y ajustar nuestros hábitos de consumo a nuestros objetivos económicos.