
El estudio reciente realizado por un equipo de investigadores alemanes de Computers in Human Behavior, ha demostrado que dejar de usar el teléfono inteligente durante un corto período de tiempo puede provocar cambios en la actividad cerebral en ciertas zonas clave.
En el experimento, participaron 25 personas jóvenes, entre 18 y 30 años. A cada uno de los participantes se les pidió que se abstuvieran por completo de usar sus teléfonos durante tres días. Antes y después de esta restricción, los investigadores les realizaron resonancias magnéticas funcionales (fMRI) para observar la actividad cerebral, y también completaron cuestionarios psicológicos para evaluar su estado emocional y nivel de ansiedad. Los resultados de los cuestionarios no revelaron cambios notables en el ánimo de los participantes, ni un aumento significativo en la ansiedad.
Sin embargo, los escáneres cerebrales arrojaron datos sorprendentes: se detectaron alteraciones en las áreas del cerebro relacionadas con el autocontrol y el sistema de recompensa cuando los participantes veían imágenes de teléfonos inteligentes, ya fueran encendidos o apagados. Este hallazgo sugiere que la presencia de estos dispositivos puede activar ciertas regiones cerebrales de forma similar a otras conductas asociadas a recompensas, como el consumo de sustancias.
Según Robert Christian Wolf, investigador del Hospital Universitario de Heidelberg, estos resultados indican que el uso excesivo de teléfonos inteligentes podría tener efectos similares a los que produce la dependencia de ciertas sustancias, en lo que respecta a la activación del sistema de recompensa cerebral.
"El simple hecho de ver imágenes de teléfonos inteligentes parece activar áreas relacionadas con el deseo de recompensas, lo cual podría estar vinculado a la necesidad de interactuar con los dispositivos", explicó Wolf.Uno de los hallazgos más interesantes del estudio es la relación entre la corteza parietal, una región cerebral asociada con la toma de decisiones y el control motor, y la ansiedad experimentada por los participantes. Esto sugiere que esta parte del cerebro juega un papel importante en el deseo de utilizar el celular, ya que parece estar conectada con la sensación de urgencia por interactuar con estos dispositivos. Aunque los cambios observados en la actividad cerebral fueron notables, Wolf advirtió que su investigación se limita a los efectos a corto plazo.
A pesar de la alteración temporal en el cerebro, no se observaron cambios en el comportamiento o en la salud mental de los participantes. Sin embargo, el investigador destacó que el objetivo de su estudio es entender cómo el uso continuo de teléfonos inteligentes podría afectar la actividad cerebral a largo plazo, particularmente en áreas como la atención, el estado de ánimo y el control cognitivo. Este estudio abre la puerta a futuras investigaciones sobre cómo los dispositivos móviles pueden modificar no solo nuestras conductas, sino también el funcionamiento cerebral a lo largo del tiempo.