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Evangelio de hoy: 10 de febrero de 2024

Conozca el evangelio y la palabra de Dios de este sábado, 10 de febrero

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Orar, religión, espiritualidad
Foto: https://watv.org/

Evangelio del día


Lectura del Evangelio según san Marcos (8,1-10):
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discipulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente; llevan ya tres dias conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.»
Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aqui, en despoblado, para que se queden satisfechos?»
Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete.»
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discipulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Palabra del Señor

Lectura del día


Lectura del primer libro de los Reyes (12,26-32;13,33-34):
En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros: «Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá.»
Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: «¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!»
Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido. Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo deseaba lo consagraba sacerdote de los altozanos. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.
Palabra de Dios

Reflexión


En el evangelio según san Marcos (8,1-10) brinda una poderosa reflexión sobre la provisión divina y la importancia de confiar en Dios incluso en medio de la escasez.

En este relato, vemos a Jesús preocupado por la multitud que lo seguía y que no tenía nada qué comer. Él mismo reconoce la necesidad de alimentar a la gente antes de despedirla, mostrando su profunda compasión por sus seguidores. Los discípulos, enfrentando la realidad de la situación, expresan su preocupación por la falta de recursos para alimentar a tanta gente en un lugar tan apartado.

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Sin embargo, en medio de la aparente escasez, Jesús muestra su poder divino. Toma los pocos panes y peces disponibles, los bendice, los parte y los distribuye entre la multitud. Y así, por el milagro de su providencia, no solo todos quedan satisfechos, sino que incluso sobran siete canastas llenas.

Esta narrativa nos enseña varias lecciones importantes. En primer lugar, nos recuerda la compasión de Jesús hacia aquellos que sufren necesidad, mostrándonos que Dios se preocupa por nuestras necesidades físicas y materiales. También nos invita a confiar en la provisión divina, incluso cuando las circunstancias parezcan desalentadoras o los recursos sean limitados. Jesús nos enseña que no debemos depender únicamente de nuestras propias capacidades, sino que debemos confiar en su poder transformador y en su promesa de proveer para nuestras necesidades.

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Además, este relato nos desafía a ser instrumentos de la provisión de Dios en el mundo. Así como los discípulos participaron en la distribución de los alimentos milagrosos, nosotros también estamos llamados a ser agentes de la gracia divina, compartiendo generosamente lo que tenemos con aquellos que lo necesitan.

En resumen, este pasaje del Evangelio nos llama a confiar en la providencia divina, a ser compasivos con los que sufren necesidad y a participar activamente en la obra de Dios en el mundo, sabiendo que Él es capaz de hacer mucho más de lo que podemos imaginar con los recursos limitados que tengamos a nuestra disposición.

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