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Vivir hasta los 120 años, un sueño no muy lejano

La búsqueda de la longevidad está en pleno auge, y el mundo se encuentra en las primeras etapas de una revolución que podría transformar la forma en que vivimos y envejecemos.

Longevidad, pensión
Longevidad, pensión
PeopleImages/Getty Images

En el transcurso de la historia, la humanidad ha anhelado detener el inexorable paso del tiempo y prolongar la vida. Desde los días en que charlatanes promocionaban sustancias peligrosas como el mercurio y el arsénico, hasta la era de las hierbas y píldoras milagrosas con efectos desastrosos, la búsqueda de la eterna juventud ha sido una constante. Sin embargo, en la actualidad, estamos viviendo una nueva era en la que la ciencia y la tecnología están convergiendo para hacer posible lo que antes parecía un sueño inalcanzable.

El tema es abordado en un reciente artículo de The Economist, en el que afirma que, pesar de que en la actualidad alcanzar los 100 años no es algo excepcional, sigue siendo poco común. Sin embargo, insiste el medio, si consideramos los avances recientes en la prolongación de la vida, vivir hasta los 100 años podría convertirse en algo común, e incluso llegar a los 120 años podría considerarse una aspiración razonable en un futuro no tan lejano.

Aquí los apuntes más importantes del artículo:

  • Lo que hace que esta perspectiva sea aún más emocionante es que estos años adicionales serían años de salud y vitalidad. A diferencia de los avances anteriores que se centraban en combatir las causas de muerte, como las enfermedades infecciosas, en esta ocasión la intención es abordar directamente el proceso de envejecimiento y sus consecuencias, incluyendo la demencia.
  • Un enfoque clave en la búsqueda de la longevidad se basa en la manipulación de procesos biológicos relacionados con el envejecimiento. En estudios con animales de laboratorio, la reducción de estos procesos ha demostrado prolongar significativamente su vida. Algunos de estos procesos son conocidos, como la restricción calórica extrema en una dieta equilibrada. Aunque seguir una dieta tan estricta en calorías es poco práctico para la mayoría, los medicamentos que afectan a las vías biológicas relevantes parecen ofrecer resultados similares. Ejemplos de estos medicamentos incluyen la metformina, aprobada para tratar la diabetes tipo 2, y la rapamicina, un inmunosupresor utilizado en trasplantes de órganos. Incluso hoy en día, pioneros están tomando estos medicamentos "sin etiqueta", en busca de prolongar su juventud.
  • Otra estrategia fascinante involucra el desarrollo de medicamentos que eliminan las células "senescentes" que el cuerpo ya no necesita. A medida que envejecemos, nuestros mecanismos naturales de eliminación de estas células, al igual que otros procesos de reparación, se debilitan. Aunque atacar selectivamente estas células con medicamentos "senolíticos" presenta desafíos, la promesa de esta técnica es clara: rejuvenecer el cuerpo y prolongar la vida.
  • Para algunos, esto es solo el principio. Grupos de investigadores académicos y empresas están explorando la posibilidad de rejuvenecer células y tejidos al modificar los marcadores "epigenéticos" de los cromosomas, que indican a las células qué genes deben activar. Estos marcadores aumentan con la edad, pero su eliminación podría permitir que las células de un cuerpo de 20 años funcionen en un cuerpo de 65 años. La combinación de estrategias como la restricción calórica y la eliminación de células senescentes podría retrasar o incluso revertir el proceso de envejecimiento, según afirman los defensores del rejuvenecimiento epigenético.
  • Sin embargo, una preocupación persiste en relación con el envejecimiento del cerebro. Aunque retrasar el envejecimiento del cuerpo es un avance significativo, no cambiará el hecho de que el cerebro tiene una capacidad finita adaptada a la esperanza de vida convencional. Esto no se relaciona con la demencia causada por enfermedades específicas, pero la sociedad deberá encontrar formas de adaptarse a los efectos del envejecimiento normal del cerebro.
  • Es importante destacar que muchas de estas ideas aún no se han probado en seres humanos. Esto se debe, en parte, a que las agencias reguladoras de medicamentos aún no reconocen oficialmente el envejecimiento como una enfermedad tratable, lo que dificulta la realización de ensayos clínicos. Además, estos ensayos requieren un seguimiento a largo plazo de miles de personas, lo que aumenta su complejidad y costo. La falta de interés de la industria farmacéutica en moléculas sin patente también ha obstaculizado la investigación. A pesar de estos obstáculos, algunos ensayos ya están en curso, como el ensayo "Targeting Ageing with Metformin (TAME)", que seguirá a 3,000 estadounidenses de entre 60 y 70 años para evaluar si la metformina realmente contribuye a una mayor supervivencia en general. Sin embargo, se necesitan más ensayos y se espera que los gobiernos apoyen esta investigación.
  • La posibilidad de una vida más larga plantea preguntas intrigantes sobre el futuro, como la influencia de los centenarios en la sociedad y la política. A medida que más personas disfruten de una vida más larga y saludable, es probable que sus perspectivas y preocupaciones cambien.

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