Actualizado: 5 de abr, 2021
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El bondadoso franciscano, que libró una lucha quijotesca por el respeto y el bienestar de las personas desamparadas en Bogotá, no dejó de llevar a cabo su labor a pesar de la pandemia. No solo llevaba alimento y vestuario a quienes lo más necesitaba, sino que además se convirtió en el bastión espiritual de muchas personas obligadas a vivir en las frías calles de la capital colombiana. Los Informantes revivieron una de sus últimas entrevistas.