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Familiares, amigos y vecinos del barrio La Sierrita despidieron la tarde de este lunes a Yamir Espinoza Coviña, el niño de 10 años baleado el pasado viernes en un atentado que iba dirigido a su padre, quien se negó a pagar una extorsión de 5 millones de pesos.
Decenas de personas, vestidas de blanco, con globos en sus manos y custodiadas por la Policía, se movilizaron con el féretro por el sur de Barranquilla hasta el cementerio Calancala, donde le dieron sepultura, no sin antes exigir que su muerte no quede impune.
La Policía Metropolitana de Barranquilla atribuyó este asesinato a un grupo delincuencial al servicio de la banda criminal Los Costeños, que opera en el suroriente de la ciudad. Con el ofrecimiento de 10 millones de pesos de recompensa, espera obtener información de los autores de este crimen.
Según las autoridades, el padre del niño había recibido amenazas y los criminales le habían dado 24 horas para pagar la extorsión o de lo contrario le harían un atentado, como efectivamente ocurrió.
Adán Espinosa Torres, de 50 años, contó que el asesino disparó a través de una ventana hacia la habitación donde su hijo estaba con la mamá, acabando con la vida del menor.
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