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Jaime Echenique, el barranquillero que llegó a la NBA con disciplina y esfuerzo

El jugador inició sus entrenamientos en el colegio Pestalozzi de Barranquilla y jugó en la selección de Magdalena.

Jaime Echenique Foto AFP.jpg
Jaime Echenique
Foto: AFP

Jaime Echenique, el bascketbolista que rompió el techo de cristal para los colombianos al ingresar a la NBA, es sinónimo de lucha y perseverancia. Su historia con los deportes inició a los 7 años en el béisbol, pero hacia los 12 llegó a las clases de baloncesto en el Instituto Educativo Pestalozzi de Barranquilla, donde cursaba bachillerato, todo porque sus amigos ya no querían jugar más a la pelota caliente.

Así lo recuerda Willy Rolong, el entrenador que lo acogió por aquellos años y que vio un potencial único en aquel joven que ya rozaba los 190 centímetros de altura antes de sus 14 años.

"Él al principio no es que amara el baloncesto. Él iba a entrenar porque estaban sus amigos del alma, y a donde iba uno, iban todos", cuenta el profe.

Reconoce que la de Jaime no es la historia de un jugador innato y prodigio, pues tenía dificultades con su peso y el manejo del balón, pero asegura que la disciplina lo convirtió en el mejor.

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"Al principio le costó mucho porque no era tan coordinado. Era un poco obeso, pero el amor por el deporte y en sí mismo por querer crecer y quererse destacar lo llevaron a donde está hoy", manifiesta Rolong.

Jaime no ha sido profeta en su tierra. Tuvo un paso relámpago por la Selección Atlántico, en un momento en el que incluso pensó en retirarse del baloncesto. Por eso su auténtica apuesta por crecer fue en la selección Magdalena, donde estuvo casi cuatro años y logró visibilidad. Luego vinieron ofertas desde España y Estados Unidos, para seguir un camino internacional que lo llevó a debutar ayer durante 3 minutos y 4 segundos en la NBA con la camiseta de los Wizards.

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Ese logro único no logró ser visto por su padre, don Jaime Echenique, quien tenía que cumplir con su labor frente al volante de uno de los buses de servicio público de Barranquilla. El humilde conductor estaba tan emocionado que casi se vuela los semáforos en rojo. "Yo creo que estaba demasiado emocionado. Aunque también tiene uno la nostalgia de la distancia, de no tenerlo cerquita para celebrar", relata el padre, quien vive junto a la madre del jugador en la capital del Atlántico.

Los amigos de Jaime en Barranquilla dicen que el jugador ha estado silencioso estos días. Que casi no contesta los mensajes porque está concentrado en esta oportunidad, pero es algo que comprenden mientras a lo lejos lo ven crecer.

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