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En una cancha de fútbol del barrio Terrón Colorado, uno de los sectores más golpeados por la violencia en Cali, los integrantes de las pandillas estrecharon la mano de los policías y otros rivales después de dejar cuchillos, machetes y armas de fuego de fabricación artesanal.
Ya son 900 los pandilleros que se han acogido al programa de la Alcaldía de Cali que los capacita y los emplea.
Cesar Cachón, uno de los jóvenes que entregó sus armas, dijo que por primera alguien pensó en ellos, los escuchó y les ofreció cambiar el rumbo de sus vidas.
“Estos es un proceso que llevamos varios jóvenes que estábamos en la zozobra de la muerte, de la drogadicción, de la violencia, el hurto y hasta la prostitución. Este es un proyecto en el que nos están ayudando mucho y queremos seguir luchando para que más jóvenes no se queden por fuera de este proceso”, dijo.
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El alcalde de Cali, Maurice Armitage, aseguró que estos jóvenes entendieron que hay alternativas diferentes al delito, según el mandatario, este programa ha permitido acabar con los enfrentamientos que durante muchos años bañaron de sangre muchos barrios de la ciudad.
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“Todos tenemos derecho a una segunda y tercera oportunidad, hay que reconstruir la vida. La vida es muy preciosa para perderla bobamente”, manifestó Armitage.
Los antiguos pandilleros trabajan desde ya como gestores en proyectos ambientales, de movilidad y de cultura ciudadana.
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