Durante décadas, cuando se hablaba de inversión inmobiliaria en Colombia, los grandes focos eran Bogotá, Medellín o Cali. Sin embargo, una nueva región está atrayendo las miradas del sector: Santander. Con Bucaramanga como motor urbano y municipios como Barichara, San Gil, Floridablanca y la Mesa de los Santos como joyas complementarias, el departamento se abre paso como un territorio donde convergen rentabilidad, calidad de vida y desarrollo sostenible.
El auge no es casual. Santander ofrece una combinación singular de entornos naturales, infraestructura moderna y estabilidad de precios, lo que lo posiciona como un destino con potencial de valorización y atractivo turístico en crecimiento. Según cifras de Migración Colombia, el turismo internacional hacia la región aumentó un 13,4 % durante los primeros cinco meses del año, consolidando su imagen como un destino cada vez más visible en los circuitos nacionales e internacionales.
Precios competitivos frente a las grandes capitales
Un estudio reciente de la Inmobiliaria Esteban Ríos, empresa con 85 años de trayectoria, revela que el valor del metro cuadrado en Bucaramanga es notablemente más bajo que en las principales ciudades del país. Los precios oscilan entre $2.265.500 en estrato 1 y $8.160.335 en estrato 6, cifras que resultan muy atractivas frente al panorama de Bogotá y Medellín.
En estas últimas, los valores superan los $12 millones por metro cuadrado, con picos de hasta $13,1 millones en los sectores de mayor estrato. Cali, por su parte, se mueve entre $4,1 y $7,7 millones, dejando en evidencia que Santander ofrece mayor margen de rentabilidad y acceso para nuevos inversionistas.
Las zonas rurales y turísticas también experimentan un comportamiento dinámico. En la Mesa de los Santos, por ejemplo, la valorización anual se sitúa entre el 10 % y el 15 %, impulsada por el crecimiento del turismo, la infraestructura vial y la migración de familias que buscan entornos más tranquilos sin renunciar a la conectividad urbana.
El turismo, motor de la valorización y las rentas cortas
El auge turístico ha sido clave en el despegue del mercado inmobiliario santandereano. Barichara, San Gil y el Cañón del Chicamocha —declarado patrimonio natural— son puntos de atracción que generan una demanda creciente por alojamientos y viviendas de uso vacacional.
Karina Tatiana Reyes, expresidenta de la Junta de Fedelonjas y gerente general de la Inmobiliaria Esteban Ríos, destaca este fenómeno como uno de los pilares del desarrollo regional: “Santander ofrece un equilibrio único entre naturaleza, modernidad y calidad de vida. La región está demostrando que puede competir de frente con las principales capitales del país en atracción de inversión inmobiliaria”.
Los datos respaldan su afirmación. Según la plataforma AirROI, especializada en rentas cortas, Barichara registra ingresos mensuales promedio de 454 dólares, con tarifas diarias cercanas a 100 dólares. En tanto, Bucaramanga y Floridablanca presentan niveles de ocupación del 38,8 % y 40,1 %, respectivamente, lo que consolida a Santander como un mercado sólido y rentable para arrendamientos turísticos.
El crecimiento del sector también se explica por la labor de empresas locales que han construido reputación y confianza a lo largo de las décadas. La Inmobiliaria Esteban Ríos, fundada en Bucaramanga, administra hoy más de 3.900 contratos vigentes y presta servicios a 12.000 clientes activos.
Galardonada en dos ocasiones con el Premio FIABCI, otorgado por la Federación Internacional de Profesiones Inmobiliarias, la compañía ha sido pionera en políticas innovadoras como la de “pague o no el inquilino”, que garantiza el cumplimiento de los pagos a propietarios sin depender de la puntualidad del arrendatario.
Nuestro mayor legado es la confianza. Administrar la vivienda de una familia o el patrimonio de una empresa implica un compromiso que va más allá del negocio. Santander ha crecido, y con él, nuestra responsabilidad de acompañar a los inversionistas con cercanía, transparencia y modernidad
añade Reyes.