“Un disparo en la cabeza y Dios lo bendiga”, así describió alias ‘Juan Carlos’ el asesinato de Julián Andrés Peralta en 2024. Este asesino, se supone, tenía casa por cárcel, pero se quitaba el brazalete electrónico del Inpec usando aceite y cremas. En una de esas salidas, asesinó a la víctima en medio de un ajuste de cuentas.
En un audio al que tuvo acceso Blu Radio se escucha como este peligroso delincuente le dice a uno de sus cómplices que asesinó a un hombre y lo dejó abandonado debajo de un puente. En esa comunicación interceptada por la Policía, el asesino menciona que le disparó a la víctima en la cabeza y luego abandonó el sitio, a lo que su cómplice responde que había “calentado la zona”.
Este criminal era el último eslabón de toda una red de venta de drogas en los barrios Socorro, Roma y Casa Blanca de la localidad de Kennedy, sur de Bogotá. Una banda conocida como ‘Los de La Firma’, que acudía a los más violentos actos para tener el control del microtráfico en esta zona de la ciudad.
“Logramos establecer que esta persona en unas comunicaciones que sostuvo hacía alusión que se aplicaba crema en una pierna muy seguramente para quitarse el brazalete y pues ellos aseguran de que de que él no fue el participe, toda vez que pues el brazalete le estaba pegando en la casa para el momento de los hechos. Pero con el análisis de los hechos y demás hizo la trazabilidad y establecimos que él salió de la casa, comete el hecho (asesinato) y retorna a la vivienda”, dijo un investigador del caso que habló con Blu Radio.
Fueron 18 meses de vigilancias nocturnas, llamadas interceptadas y registros en bases de datos los que llevaron a descubrir la red criminal. En total eran 12 personas: 8 hombres y 4 mujeres que llevaban las riendas de una estructura. ¿El centro de operaciones? Parques y alrededores de colegios. Ahí se movía la marihuana, el bazuco y la base de cocaína. Todo coordinado por celular.
Alias ‘Jeisson’ y ‘Alejandra’ eran los cabecillas, ‘Joselito’, quien cargaba la droga y la llevaba a casas para su dosificación. ‘Danna’, la financiera del grupo, recolectaba el dinero y preparaba la mercancía desde su residencia, ‘Lorena’ y ‘Tulas’ hacían la entrega en calle, este último intimidaba a otros vendedores con amenazas y agresiones, mientras que ‘Kimberly’ y ‘Maicol’ eran los jefes de zona, distribuían por celular y a pie.