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HRW revela testimonios que involucran al general Montoya con falsos positivos

La ONG reveló desde Washington testimonios de 6 generales que involucran al general Montoya con los falsos positivos.

14076_BLU Radio. Falsos Positivos - referencia / Foto: geoactivismo.org
BLU Radio. Falsos Positivos - referencia / Foto: geoactivismo.org

Las nuevas evidencias a las que tuvo acceso Human Rights Watch ofrecen diversas razones para creer que Montoya debió haber sabido sobre los falsos positivos.
 
La primera razón señal a que el oficial Montoya estaba al tanto de las circunstancias, poco plausibles, de las supuestas bajas en combate.
 
Tal como señaló́ Human Rights Watch en el rol de los altos mandos en falsos positivos, las circunstancias poco plausibles de las supuestas bajas en combate deberían haber llevado a los comandantes a sospechar que se trataba de ejecuciones ilegales.
 
Estas circunstancias incluyen los tipos de armas que presuntamente se encontraron en las víctimas, la ubicación y las funciones de las unidades militares que reportaron las muertes además de la gran cantidad de delincuentes comunes que se informaron como bajas en operativos militares.
 
Las nuevas evidencias sugieren que el General Montoya sabía o podría haber sabido de estas irregularidades.
 
Testimonios
 
El general Matamoros declaró a la Fiscalía que había advertido a Montoya en 2008, en una reunión con otros oficiales de alto rango, que había irregularidades en las bajas informadas por las brigadas. 
 
En función de un análisis de las áreas en las cuales se informaron las muertes, Matamoros determinó que “la mayoría de las bajas no se estaban produciendo ahí en las áreas de base, que era donde se debían producir”. 
 
El General Matamoros también había notado, y le había dicho a Montoya, que “se estaba causando más bajas a milicianos con arma corta, que a en cuadrillados con arma larga (…) y que no se estaban identificando a los bandidos, sino que se estaban mandando ‘N. N.’ todos”.
 
El oficial agregó que esta información estaba “disponible” para los altos mandos, como Montoya, antes de que él fuera nombrado jefe de operaciones del Ejército en 2008.
 
El General Matamoros dijo que Montoya “clasificaba” las brigadas según el número de muertes que informaban y que había “gente que no estaba conforme porque había mucha gente que decía (...) ‘en mi área no pasa nada’, yo le decía al General Montoya, ‘mi General ¿cómo hago yo en Cundinamarca si no hay ningún bandido?’”.
 
Matamoros declaró también que Montoya se concentraba en las muertes en combate y “los resultados daban una cantidad de privilegios a quienes estaban encima de los resultados, viajes al exterior, comisiones, serie de estímulos porque se suponía que eran los mejores, y lógicamente para aquellos que no presentaban resultados también entraban a cuestionarlos y había momentos en que... los relevaban”.
 
Matamoros dijo que “había muchos Comandantes que se estaban jugando cosas importantes, que se estaban jugando ascensos, que se estaban jugando una comisión al exterior, que estaba jugando cosas y pudieron haber hecho cosas... en esa época había mucha presión, y sí, seguramente Comandantes débiles de carácter, hicieron cosas que no deberían hacer solamente por complacer a sus jefes”.
 
El General Salgado dijo a la Fiscalía que bajo el mando de Montoya “todo estaba orientado” a la cantidad de muertes en combate, incluidos los premios, y que se pedía a los comandantes que informaran muertes “que tenían que ser iguales o superiores” a las del año anterior.
 
“Yo siento que todas las unidades o muchas unidades las que se vieron envueltos en falsos positivos en muchos sitios, pues... seguramente que [los soldados] fueron objeto por esa presión de obtener resultados ante personas inescrupulosas, pues... dijeron, ‘¡Ah! lo que quiere son resultados bueno, yo soy capaz de cumplir el objetivo (...) cruzando las líneas que tengan que cruzar’”.
 
No se tomaron medidas para prevenir y sancionar los falsos positivos. Human Rights Watch no ha encontrado evidencias de que comandantes militares hayan adoptado medidas para prevenir o sancionar los falsos positivos hasta 2007.
 
En ese año, el comando general de las Fuerzas Militares y el Ministerio de Defensa emitieron varias directivas nuevas, incluida una de noviembre de 2007 que otorgó prioridad a las desmovilizaciones y detenciones por sobre las muertes en combate.
 
No resulta claro en qué medida, si es que alguna, estas medidas consiguieron que los comandantes revirtieran sus prácticas.
 
Ciertamente, no bastaron para detener los falsos positivos. Los fiscales han iniciado investigaciones sobre más de 550 presuntas ejecuciones extrajudiciales cometidas en 2008 por agentes del Estado, en su mayoría por miembros del Ejército.
 
Las evidencias de que estos crímenes estaban comenzando a mermar recién aparecieron cuando el gobierno destituyó a 27 oficiales del Ejército —y Montoya presentó su renuncia— luego del escándalo de Soacha, a fines de 2008.
 
Las nuevas evidencias corroboran que Montoya no adoptó medidas para prevenir o castigar falsos positivos. Por ejemplo, el General Matamorros sostuvo que Montoya no le dio ninguna orden específica frente a las irregularidades en las supuestas bajas en combate sobre las que él le había informado a Montoya en la reunión del 2008 mencionada con anterioridad.
 
En el mismo sentido, el General Salgado declaró lo siguiente:
 
Fiscal: ¿El Comandante del Ejército Montoya realizaba algún tipo de actividad para verificar que esa baja realmente estuviera bien hecha, es decir, que fuera una muerte legítima en combate?
 
Salgado: No.
 
Fiscal: A nivel Comando Conjunto, División realizaban algún…
 
Salgado: ¿Control posterior? No.
 
Fiscal: Estamos hablando de una advertencia enfocada en el antes del resultado, nada durante, nada después, ¿así es respecto al control?
 
Salgado: Así es.
 
Asimismo, las declaraciones de oficiales de alto rango sugieren que los soldados eran rara vez, si es que alguna, investigados y castigados por el Ejército en relación con falsos positivos. El General Suárez dijo a la fiscalía que sólo podía recordar un caso “excepcional” de un miembro del Ejército que fue relevado de su cargo por un delito.
 
El General Clavijo señaló que el General Pico Hernández —uno de los generales bajo investigación— era excesivamente permisivo con las brigadas de la Séptima División bajo su mando, y que cuando él fue nombrado comandante de la Cuarta Brigada en 2006: “faltaba control, había investigaciones quedadas con funcionarios de instrucción que no eran [competentes para abordarlas], unas que habían prescrito”.
 
Posible destrucción de pruebas
 
El testimonio de los oficiales de alto rango sugiere que el General Montoya y el General Pico Hernández, que entonces era comandante de la Séptima División del Ejército, podrían haber estado implicados en la destrucción de evidencias que sugieren que la presión por reportar bajas en combate habría motivado los falsos positivos:
 
El General Salgado declaró a los fiscales en abril de 2008 que cuando comandaba la Decimoprimera Brigada, el General Pico Hernández ordenó que las brigadas y batallones de la Séptima División incineraran copias de una directiva que establecía premios para los soldados que informaran el mayor número de bajas.
 
Salgado dijo que esa no era la práctica habitual para derogar directivas, ni la prevista en las normas vigentes. También dijo estar “seguro” de que la orden provino del General Montoya, porque como comandante del Ejército era el único autorizado a derogar esa directiva.
 
El General Rodríguez Clavijo declaró que en 2008 cuando estaba al frente de la Decimoséptima Brigada recibió la orden del General Pico Hernández de incinerar una directiva, aparentemente la misma que mencionó el General Salgado.
 
Clavijo dijo que la orden le impactó, porque no cumplía con los “parámetros normales y de los reglamentos”.
 
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