
Detenidos, más de 20 heridos y desmanes: así terminó protesta de jubilados argentinos
La protesta de este miércoles ha sido la más violenta en Argentina desde que Javier Milei llegó a la Presidencia en diciembre de 2023.

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El número de detenidos este miércoles en Buenos Aires se eleva a 103 y el de heridos a 20, al menos uno de gravedad, durante la marcha de protesta de los jubilados, a la que se sumaron hinchas de fútbol, sindicatos y organizaciones sociales.
Según datos del Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, la policía local detuvo a 89 personas, mientras que otras 14 fueron arrestadas por las distintas fuerzas federales.
De los 20 heridos, al menos diez son policías en estado leve y el resto son civiles, entre los que se encuentra un hombre en estado grave con rotura de cráneo a causa del "impacto de una cápsula de gas lacrimógena" en la plaza donde se ubica la sede del Congreso de la nación, indica un comunicado oficial de la autoridad capitalina.
Los detenidos y los heridos son producto de una violenta reacción de las fuerzas de seguridad argentinas contra los manifestantes, que iniciaron una protesta pacífica pero se vieron rodeados por columnas de policías antes de iniciar la protesta.
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La protesta de este miércoles ha sido la más violenta en Argentina desde que Javier Milei llegó a la Presidencia en diciembre de 2023.
Carga policial sin precedentes
Cerca de las 16:30 hora local (19:30 GTM) cientos de policías, apostados desde temprano en las inmediaciones del Congreso, cargaron contra los manifestantes que cortaban de forma pacífica las avenidas Rivadavia e Hipólito Yrigoyen, en pleno centro de Buenos Aires.
Los agentes rociaron con gases lacrimógenos y golpearon con palos a quienes protestaban hasta despejar de gente la avenida Entre Ríos, que atraviesa la plaza donde se levanta el imponente edificio del Legislativo. Algunos ciudadanos respondieron arrojando piedras.
Minutos después un camión recorrió la avenida hasta Bartolomé Mitre expulsando fuertes chorros de agua. Allí, otro grupo de manifestantes intentaba acercarse a la plaza y cantaba canciones contra el Gobierno y las fuerzas de seguridad, con letras como “que triste debe ser tener que pegarle a un jubilado para poder comer”, “Milei, vos sos la dictadura” o “que se vayan todos”.
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Quienes se acercaban al Congreso, donde ya es una tradición ver a los jubilados manifestarse cada miércoles, sentían el picor del gas en los ojos, las fosas nasales y la garganta.
Héctor, que portaba un cartel con la frase “Basta de genocidio silencioso” contó a EFE que cobra la jubilación mínima (menos de 300 dólares mensuales): “Estamos defendiendo nuestros derechos y queremos que se vaya este gobierno hambriador”.
Liliana, otra habitual de los miércoles, se acercó a uno de los oficiales y le gritó: “Qué papelón como nos tratan. Vayan a ayudar a Bahía Blanca (ciudad donde ha habido una gran inundación) en lugar de reprimirnos”.
“Están armados hasta los dientes contra los jubilados", se lamentó.
La hinchada con los jubilados
Hinchas de distintos equipos de fútbol, incluso rivales, se unieron por la misma causa. Carlos, de 75 años y fanático de Chacarita Juniors, es uno de ellos: “Si tengo que perder mi vida luchando como un jubilado la voy a perder, pero mis hijos y mis nietos van a ser libres, esta patria no merece lo que tenemos en el gobierno”, dijo.
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Una joven contó que había ido hasta el Congreso en nombre de su madre y sus abuelos: “Es impresionante lo que están haciendo con los abuelos, no se puede permitir, hay que parar esto”.
La policía comenzó a cargar contra la gente cerca de las 17:00 hora local (20:00 GTM).
EFE fue testigo de cómo Beatriz Bianco, de 87 años, fue empujada por un policía, que la golpeó la cabeza contra el asfalto y terminó en el hospital.
Los manifestantes comenzaron a replegarse ante la carga policial y se dirigieron hacia la Casa Rosada, sede del Gobierno, pero un grupo de policías motorizados subieron los vehículos a las veredas para perseguirlos.
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En la Avenida de Mayo apareció volcado y prendido fuego un vehículo de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires y, en ese ambiente, varios manifestantes increparon a otros acusándolos de ser infiltrados y causantes de los disturbios.
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