Kamala Harris prometió ante la ONU defender la democracia y los derechos de la mujer

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, prometió este martes ante la ONU que su país va a defender la democracia y los derechos de la mujer, cada vez más amenazados alrededor del mundo."La situación de la mujer es la situación de la democracia. Por nuestra parte, Estados Unidos va a trabajar para mejorar ambos", dijo Harris en un mensaje pregrabado que se emitió durante el debate general de la Comisión de la Mujer de Naciones Unidas.La intervención, el estreno de Harris en la ONU, es también la primera de un miembro de la actual Casa Blanca en la organización internacional y es la representación de más alto nivel que Estados Unidos ha tenido nunca en la Comisión de la Mujer.Ante este foro, la gran cita anual para repasar las políticas de igualdad de género, la vicepresidenta estadounidense advirtió que tanto la democracia como los derechos de la mujer están bajo ataque.Harris vinculó durante todo su discurso democracia e igualdad de género, recalcando que el estado de la democracia depende en gran medida del "empoderamiento de la mujer", no sólo porque sin su participación no hay una representación adecuada, sino también porque las aportaciones de las mujeres refuerzan las democracias.En ese sentido, la primera mujer vicepresidenta de EE.UU. destacó que su país está logrando importantes avances, con más mujeres que nunca en el Congreso y con más y más liderazgo en todos los niveles de la Administración y de la sociedad en general.Sin embargo, subrayó que esos progresos no pueden darse por sentado, sobre todo por el impacto que la pandemia está teniendo en la mujer."La COVID-19 ha amenazado la seguridad económica, la seguridad física y la salud de mujeres en todas partes", recalcó.Harris dejó clara además la voluntad de Estados Unidos de reforzar la cooperación con la ONU y otras organizaciones internacionales, en contraste con el periodo de mayor aislamiento visto durante el gobierno de Donald Trump.La Administración Trump se alejó de sus tradicionales aliados, como los países europeos, en cuestiones de género y centró buena parte de sus esfuerzos en la ONU en combatir ciertas políticas de promoción de la salud sexual y reproductiva que el anterior Ejecutivo veía como un respaldo del aborto.