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Aquel apretón de manos entre Santos y Timo: La firma del acuerdo en 2016

Vestidos de blanco, ambas partes sellaron el esperado pacto. Santos dijo que cesó la horrible noche, y Londoño dijo que ese sí era el camino.

270337_Foto: AFP
Foto: AFP

En 1964,Manuel Marulanda Vélez, fue el artífice de lo que entonces era una lucha por el pueblo y los desfavorecidos en Gaitania, Tolima, y luego en la llamada república de Marquetalia. Desde entonces, pasaron 52 años para lograr un verdadero acuerdo tras varios intentos fallidos de diálogos con los distintos gobiernos.

Medio siglo de balas, secuestros, torturas y una lucha que se fue desdibujando para luego convertirse en la transición donde la paz fue el gran objetivo en aquellos diálogos en La Habana, Cuba, donde representantes de ambos bandos, consolidaron en más de 300 páginas, el final de un conflicto con la que entonces sería llamada la guerrilla más grande de América Latina.

Pasaron cuatro años de negociaciones, hasta que ese 26 de septiembre, en Cartagena, vestidos de blanco, el entonces presidente Juan Manuel Santos, y el jefe de la entonces FARC-EP, Rodrigo Londoño, Timochenko, apretaron las manos y firmaron el libro que pasará a la historia como uno de los más importantes acuerdos de paz en el mundo. ¡EL BIEN GERMINA YA! ¡LA PAZ GERMINA YA! Exclamó Santos, queriendo pasar la página de la guerra y dándole cielo abierto a una paloma, símbolo de reconciliación.

“Lo que firmamos hoy es una declaración del pueblo colombiano ante el mundo de que nos cansamos de la guerra, de que NO aceptamos la violencia como medio para defender las ideas; de que decimos –fuerte y claro–: ¡NO MÁS GUERRA!¡NO MÁS LA GUERRA! que nos dejó cientos de miles de muertos, millones de víctimas y desplazados, y tantas heridas que tenemos que comenzar a sanar.¡NO MÁS LA INTOLERANCIA! que nos exige doblegar o excluir al otro por el solo hecho de pensar diferente. ¡NO MÁS LA VIOLENCIA! que sembró atraso, pobreza y desigualdad en campos y ciudades, y que ha sido un freno al desarrollo de Colombia y al aprovechamiento de todo su potencial. ESTE ES EL CLAMOR DE COLOMBIA.¡Esta es la decisión de Colombia!”, relató el exmandatario.

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Rodrigo Londoño en su discurso dijo que la lucha por la paz, que entonces empezaba a dar sus frutos, se venía gestando desde Marquetalia, impulsada, dijo él, por el sueño de concordia y de justicia de Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas.

“En adelante, la clave está en la implementación de los acuerdos, de tal manera que lo escrito en el papel cobre vida en la realidad. Y para que ello sea posible, además de la verificación internacional, el pueblo colombiano deberá convertirse en el principal garante de la materialización de todo lo pactado (...) Nuestra satisfacción es enorme al constatar que el proceso de paz de Colombia es ya un referente para la solución de conflictos en el mundo”, dijo Timochenko.

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Aquel episodio curioso cuando Timochenko continuaba su discurso y con fuera en el cielo cruzó por el cielo un avión K-Fir, que lo frenó en seco y solo su rostro permitió ver el impacto en tan importante momento

Aunque ese deseo de paz y ese trabajo de cuatro años de negociaciones pudo frenarse por varios factores, el presidente Santos dejó en la democracia su refrendación, días después, el recordado dos de octubre, cuando los colombianos salieron a las urnas y la mayoría, dijo no a lo tratado en La Habana, pero con una mínima diferencia al sí.

Sin embargo, Santos convocó a un “Gran Diálogo Nacional”, para buscar una salida ágil a un mejor acuerdo, hasta que el 24 de noviembre de ese mismo 2016, el Teatro Colón en Bogotá, fue el escenario, para firmar mientras sonaba el himno nacional de Colombia, el denominado Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera.

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