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Firma de acuerdo el 23 de marzo entre Gobierno y Farc, lejos de ser una realidad

A nueve días de la fecha que en teoría debería marcar el fin del conflicto armado en Colombia, la realidad señala que la posibilidad de firmar el 23 de marzo el acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc no va a ser posible.

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Foto: AFP
Foto: AFP

Tanto el presidente Santos como alias ‘Timochenko’, en entrevistas con medios de comunicación españoles, descartaron este fin de semana la firma de la paz el próximo 23 de marzo.

 

El presidente insistió en entrevista con el diario El País en su teoría de que por cumplir una fecha no va a firmar un mal acuerdo y dijo que la paz se va a lograr con o sin el expresidente Álvaro Uribe, aunque dijo que preferiría mil veces que fuera con el respaldo de su antiguo jefe.

 

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Por su parte, alias ‘Timochenko’ en entrevista con la agencia EFE fue más escéptico y dijo que no se firmará nada el 23 de marzo y fue más allá porque admitió haber enviado una circular a sus frentes en Colombia que la semana pasada se creía apócrifa.

 

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Esa carta dice "si el Gobierno se mantiene en la raya buscando presionarnos con la fecha, no hay más que hacer que continuar con lo que por más de 50 años hemos venido haciendo", es decir, atacando, secuestrando y en guerra”.

 

En otra entrevista con El Tiempo, ‘Timochenko’ dijo que las Farc prefieren un buen acuerdo a una foto con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien llegará a Cuba el próximo 21 de marzo.

 

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La nueva crisis del proceso tiene que ver con la muy amplia distancia, insalvable hoy, entre las propuestas de Gobierno y Farc en torno a las zonas de concentración para la dejación de las armas.

 

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Si bien se trabajó en la subcomisión para el fin del conflicto un modelo, al llevarlo a la mesa, surgieron las divergencias.

 

Las Farc quieren más de 60 zonas de concentración en todo el país, una por frente, en las que además buscan que no haya autoridades civiles, ni policiales, ni militares y adicionalmente, pretenden que sean una suerte de "republiquetas" que les sirvan para impulsar su plataforma política. Por eso el presidente Santos el viernes en Cartagena dijo que no habrá nuevos 'caguancitos'.

 

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Otra diferencia: las zonas de concentración deben ser temporales y las Farc volvieron a meter a la discusión las manidas terrepaz, modelos de autogestión que supuestamente les permitirá tener seguridad de toda índole, algo que el Gobierno considera inaceptable.

 

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Además, las Farc pretenden que las zonas de ubicación puedan ser las mismas zonas para el pago de sanciones en el marco de la jurisdicción especial para la paz, y además contemplan una entrega de armas y desmovilización lenta, algo inaceptable por el Gobierno.

 

Adicionalmente hay diferencias todavía frente a lo sucedido en Conejo, Guajira: para el gobierno fue una ofensa, para las Farc un evento que supuestamente les demostró que tienen apoyo popular.

 

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En medio de las dificultades, hay que decir que la mesa sigue vigente, a pesar de la crisis, lo que permite buscar salidas a la situación, pero quedan dudas sobre lo que viene, porque pareciera que a las Farc, la realidad de dejar las armas se les vino encima:

 

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¿Están dispuestos a estudiar con mayor calma los temas pendientes? ¿Aceptarán fórmulas intermedias entre plebiscito y constituyente para refrendar los acuerdos? ¿Están dispuestos a entregar rápidamente las armas? ¿Están dispuestos a ir a sitios especiales para pagar sus penas? ¿Realmente quieren abandonar la violencia y hacer política desde la legalidad? El balón está en los pies de las Farc.

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