"Medidas de investigación buscan solo el esclarecimiento de la verdad y no significan la anticipación de culpa del expresidente", señaló Moro en un comunicado sobre la declaración obligatoria ante las autoridades de Lula y el registro el viernes a su casa, sus oficinas y otras propiedades de sus familiares y allegados.
Lula, que gobernó Brasil entre 2003 y 2010, se convirtió en el nuevo blanco de la mayor investigación por corrupción en la historia del país, tras ser trasladado por la Policía desde su casa para prestar declaración en una comisaría por su supuesta implicación en el escándalo de desvíos en la petrolera estatal.
La acción policial volvió a caldear los ánimos entre simpatizantes y opositores del exmandatario, quienes se movilizaron en varias ciudades para protestar a favor y en contra de Lula, incluso llegándose a agredir físicamente, como ocurrió en la sede de la Policía Federal en Sao Paulo y frente a la casa del exgobernante.
"Se lamenta que las diligencias hayan conducido puntuales enfrentamientos en manifestaciones políticas inflamadas, con agresiones a inocentes y eso era exactamente lo que se pretendía evitar", como justificaron los fiscales del caso, agregó Moro.