El cardenal Rubén Salazar, quien este viernes ofició una misa en Armero, calificó de “dolorosa” la conmemoración de los 30 años de la tragedia, que dejó unos 30.000 muertos.
Sin embargo, el cardenal dijo que también este hecho debe convertirse en un signo de esperanza porque “la vida es más fuerte que la muerte”.
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“Tenemos que estar siempre dispuestos a cuidar, a proteger y a trabajar por la vida para que la muerte no reine entre nosotros”, dijo.
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También se refirió a la visita que hizo el papa Juan Pablo II días después de la tragedia a Armero y pidió que ese gesto se perpetúe entre quienes aún sufren las consecuencias de la avalancha.