El descubrimiento publicado en la revista Nature Genetics incluye otros elementos en que los genes ejercen influencia como la entrada a la pubertad, la precocidad sexual o el número de hijos que tendrá.
Aunque factores como el contexto familiar o la situación socioeconómica pueden afectar la hora de iniciación en las relaciones sexuales, este estudio es el primero que relaciona la secuencia genética y la biología con comportamientos sexuales y reproductivos.
En la investigación se examinó el ADN de más de 380.000 personas y se encontraron hasta 38 variaciones genéticas relacionadas con comportamientos sexuales y reproductivos. La mayoría de estos genes estaban asociados al desarrollo cerebral y neuronal.
“Un ejemplo es una variante genética encontrada en CADM2, un gen que controla la actividad cerebral. Esa variante se ha asociado con una personalidad más proclive a correr riesgos, y también con la precocidad sexual y con un mayor número de hijos”, comentaron los investigadores.
Además, los expertos analizaron datos genéticos del biobanco británico de 59.357 hombres y 66.310 mujeres con edades entre los 40 y 69 años, y en ambos casos la media de edad de iniciación sexual fue de 18 años. El primer hijo, a los 25 años.
Los resultados fueron replicados en 241.910 hombres y mujeres de Islandia y en 20.187 mujeres estadounidenses de 45 años con antepasados europeos. Las conclusiones fueron que la edad de iniciación al sexo y del primer parto tiene un componente genético moderado y que es influenciado por el inicio de la pubertad.
“Ahora hemos demostrado que la edad de la pubertad también puede influir a los jóvenes, acelerando la precocidad sexual y empeorando el rendimiento escolar”, aseveró Ken Ong, coautor del estudio.