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Del soldado multimisión de Santos al soldado de múltiples misiones de Duque

Revisión a los cambios en las políticas de seguridad con la salida de Luis Carlos Villegas y la llegada de Guillermo Botero al Ministerio de Defensa .

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Luis Carlos Villegas - Guillermo Botero. Foto: Blu Radio

En Colombia la seguridad es eje fundamental de las políticas y decisiones gubernamentales que toma quien llegue al poder. Tras casi 4 meses de la posesión de Iván Duque como presidente de la República ya es evidente el cambio en esa línea y la toma de decisiones que involucran a las Fuerzas Armadas.

El presidente Duque una vez asumió como comandante en jefe tomó las dos primeras grandes decisiones: nombrar a Guillermo Botero, cabeza tradicional del gremio de los comerciantes, como Ministro de Defensa y, tal como lo propuso en campaña, ordenar el regreso de la “mano firme, corazón grande”, políticas de seguridad de su partido, el Centro Democrático.

No cabe duda en que las políticas y decisiones de seguridad han cambiado con el nuevo gobierno. El soldado para el posconflicto se acabó. Otra vez la política y filosofía de mando es de doctrina antigua, de combate y de construcción del enemigo, llámese ELN, disidencias, Clan del Golfo o delincuencia común, pero tiene que haber un enemigo.

Con esta mirada, quedó casi sepultado el “soldado multimisión” que, terminando el gobierno anterior, estaba pensado en ingenieros militares construyendo vías, ayudando a campesinos y hasta atendiendo emergencias.

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El otro cambio, sin duda, está en la voz de mando. Las tropas creían, confiaban y respetaban más al ministro Villegas que al actual jefe de cartera, de quien aseguran le falta carrera y ejemplo de cargo porque no conoce la vida militar, quizá por eso es que el presidente Duque ejerce más que Santos como comandante en jefe ante las falencias de su ministro. Tal vez, como dicen expertos en seguridad, esa es la razón por la que Duque no ha cambiado la cúpula, mientras le enseñan al Ministro Botero el mundo militar.

Blu Radio habló con ambos funcionarios para hacer un contraste entre dos gobiernos con visiones distintas sobre la aplicación de la ley y el procesos de paz. El actual jefe de la cartera de defensa, Guillermo Botero, se refirió a los retos con los que recibe a más de medio millones de soldados y policías para asumir el posconflicto.

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¿Cómo fue su llegada al Ministerio de Defensa y cómo ha asumido la responsabilidad de la empresa más grande del país?

GB: "Bastante cómodo. Yo digo que tengo las garras, tengo las ganas y quitémosle la modestia: también soy capaz de manejar este Ministerio. Soy muy trabajador y tengo capacidad de comprensión y espero que cuando me vaya me evalúen muy bien. Nunca tuve el menor interés en llegar a este cargo, ni lo pensé, pero ahora que estoy aquí me he sentido bien, es de mucho trabajo y responsabilidad".

"Este es el Ministerio del silencio porque más de la tercera parte de lo que se maneja es confidencial. Es un trabajo bastante sacrificado, hay volteo desde las 5 am y no queda mucho tiempo para nada. También por el volumen de documentación que hay que manejar, que es muy importante. Por eso en este Gobierno todos los ministros apoyamos la reforma político y administrativa para aliviar esa carga de tramitología".

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¿Cómo fue el recibimiento de las tropas?

GB: "Me respetan y aprecian, pero con voz de mando. Aquí se da una orden y se tiene que cumplir. Hay una disciplina que se mantiene. Saben de mi temperamento y mi genio, pero me estiman".

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¿Habrá cambios en los altos mandos ? Este gobierno cumple 3 meses en el poder y la cúpula se mantiene, cosa que no es muy común.

GM: "Tenemos un comandante en jefe que se llama Iván Duque Márquez y la pregunta debe ser para él".

¿Cómo encontró el Ministerio?

GB: "Con muchas cosas por hacer. Se necesitan inversiones en inteligencia, de equipos, de personal capacitado, investigaciones conjuntas y profesionales. Hay muy poca plata. En el campo del enemigo, es creciente, están creciendo los problemas y los desafíos.

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Es increíble la capacidad de resurgir de la nada de la delincuencia y el decomiso de armas. En lo que es la seguridad urbana, sin duda, el problema es el microtráfico, un cáncer que se está comiendo las grandes capitales y que hizo que se dispararan todos los indicadores en los últimos meses porque alrededor de la venta de alucinógenos se crearon bandas formalmente constituidas para todo: para robar bicicletas, atracar, robar celulares…

En lo rural el problema es distinto: se llama narcotráfico, cultivos ilícitos y minería ilegal".

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¿Qué propuso usted para combatir ambas realidades?

GB: "En lo urbano, son 100 días de la campaña militar y policial “el que la hace la paga” con 582 acciones para atacar los focos de delincuencia.

En lo rural la cosa es muy compleja, estamos nadando en cultivos de coca. Según la ONU, tenemos 208 mil hectáreas y creemos que pueden ser más. Hay que acabar con eso".

¿Y cómo? ¿Insiste en el uso del glifosato como lo ha dicho públicamente?

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GB: "El famoso Glifosato no es un producto prohibido en Colombia, se puede usar, lo venden en cualquier establecimiento de productos agrícolas".

¿Y los pronunciamientos internacionales, las decisiones de la Corte y las recomendaciones del Ministerio de Salud?

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GB: "Eso es otra cosa. El Glifosato se puede y se tiene que usar. Eso sí, cumpliendo los 6 condicionamientos de la Corte y usando, por ejemplo, drones, que hagan una cosa precisa en los cultivos que son. Es que hay que disminuir ya las áreas de siembra urgente, son las responsables de las situaciones de orden público que todo el país conoce en el Golfo de Urabá, Catatumbo y Nariño.

Sabemos también que de eso sobreviven 76 mil personas que han firmado el programa de sustitución voluntaria, pero es que en 2013 vivían 50 mil y ya, cuando llegamos al gobierno, descubrimos que son hasta 200 mil familias. Es absurdo, nosotros no vamos a seguir tolerando eso".

¿Usar glifosato es una decisión tomada? Eso ya es un cambio radical a la política de su ministerio con relación al gobierno anterior

GB: "Es que para eso llegamos, a devolver el rumbo al país. Los virajes son lentos, cortos, pero tienen que ser efectivos. Es que si no la coca se va a comer el país. Es una cadena de laboratorios de los carteles mexicanos y de todos los grupos armados que oficialmente hay en Colombia: disidentes, ELN, Clan del Golfo y Puntilleros".

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¿Y qué implicaciones tendrá esto con el proceso de paz?

GB: "Ninguna. Además, en el proceso hay mucha deserción, mucha, mucha. La estadística dice que puede estar la mitad de quienes iniciaron en las zonas, la otra se ha ido. El lema es combatir cada cosa ilegal, cada delincuente, cada amenaza para la seguridad nacional, llámese como se llame".

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¿Y el ELN?

GB: "Mientras no haya una mesa formal con acuerdos, los seguiremos combatiendo".

¿Qué más contempla su plan de trabajo en el Ministerio?
 
GB: "Todo parte del recurso. Aquí hay que pensar siempre en la chequera. Necesitamos reaprovisionamiento porque la plata se va en nómina, pensiones o auxilio de retiro y en gastos de funcionamiento".

Estamos trabajando con el Ministerio de Hacienda para esos recursos porque necesitamos ampliación de la Fuerza Pública por pedido de autoridades locales, sobre todo para la seguridad ciudadana. Hoy somos 175 mil hombres y nosotros queremos llegar a 200 mil, es decir, 25 mil más". 

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¿Más hombres en plena época de posconflicto?

GB: "No creemos eso. Se tiene que seguir garantizando la seguridad nacional que no solo tenía a las Farc como enemiga".

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Por su parte, el exministro Luis Carlos Villegas, que también llegó a esa cartera proveniente de gremios del sector privado, hizo defensa de lo alcanzado en los 8 años de Santos presidente en materia de seguridad y el avance durante la negociación de paz con las Farc.
 

Ministro, o bueno, exministro, ¿cómo le ha ido estos tres meses ya sin ser jefe de las Fuerzas Militares?

LCV: "Como tantas veces lo hablamos, feliz, en mi casa, en Pereira. Estrené una hamaca, duermo hasta tarde, respiro tranquilo".

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¿Cómo ve el panorama actual de seguridad nacional en el país?

LCV: "Muy similar a los que dejamos, en términos generales, pero con amenazas crecientes que están carreteando para volar muy alto, desafortunadamente. Me preocupada la oleada de secuestros y el narcotráfico".

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Arranquemos por el balance, ¿cómo dejó el Ministerio de Defensa?

LCV: "Fueron tres años de gobierno en el que quedó la satisfacción de haber hecho todo lo propuesto: fuimos aceptados por la OTAN y llegamos a la OCDE, lo que le permitiría a este gobierno darle un viraje a las Fuerzas Militares por contar con respaldo y participación internacional, un privilegio único para Colombia en América Latina". 

Por su parte, la Policía aumentó su pie de fuerza con 25 mil uniformados más desplegados a zonas de paz, y entregamos el país con la tasa más baja de homicidios de los últimos 50 años: 24 por cada 100 mil habitantes".

En erradicación manual de cultivos se cumplieron todas las metas y entendiendo el problema del narcotráfico dejamos una donación de Estados Unidos al nuevo gobierno por 391 mil millones de pesos para acabar con los cultivos.

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En mi paso por el Ministerio, dejamos también el nuevo Código de Policía, realizamos 10.800 operativos en los sitios de explotación de mineral y quedó listo el trabajo con la que la JEP arrancó con 2.500 miembros de la Fuerza Pública bajo su lupa". 

¿Y los cultivos ilícitos?

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LCV: "Ese es un sin sabor. Yo hubiera querido dejar cifras menores de cultivos ilícitos, eso me dejó un poco frustrado, pero hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance, respetando los derechos de salud y los parámetros internacionales de uso de Glifosato".

¿Y los grupos armados organizados?

LCV: "Son 5: las disidencias de las Farc, el ELN, el Clan del Golfo, los Puntilleros y los Pelusos. En las disidencias, que tanto preocupan, dejamos un conteo de que tenía 1.500 hombres o poco más, y sí, es un reto peligroso en regiones. Lo importante de estos años de trabajo es que dejamos el país sin ninguna amenaza de poner en peligro el funcionamiento del Estado colombiano, son amenazas bastante regionales. Por ejemplo, las disidencias no tienen mando y control unificado.

En el caso del ELN fue una lástima que, terminando el gobierno Santos, no entendieran el momento político. Es una lástima porque lo que hoy está pasando parte de ahí. La lucha armada no va más en las democracias y menos en la colombiana, pero en estos meses está creciendo".

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Usted salió del Ministerio asegurando que lideró las fuerzas de la paz, ¿hoy son las fuerzas de la paz?

LCV: "Sin el apoyo de las Fuerzas Militares hubiera sido muy compleja la paz con las Farc y siempre van a seguir siéndolo, pero será decisión de este gobierno si mantiene esa línea de mando o la modifican".

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Sobre Luis Carlos Villegas

Es uno de los hombres más influyentes en Colombia. Nació en Pereira en 1957, abogado y economista con máster en administración pública.

Ha ocupado importantes cargos públicos y privados: consejero económico de la embajada colombiana en París, gobernador de Risaralda (1985), senador, secretario general de la Federación Nacional de Cafeteros, cuando Juan Camilo Restrepo era gerente; presidente de la Corporación Financiera de Occidente (1992), viceministro de relaciones exteriores (1987) y presidente de la Asociación Nacional de Industriales ANDI (1996).

Estando en la ANDI fue negociador del proceso de paz del gobierno Santos con las Farc (2012-2013), luego pasó a ser embajador de Colombia ante el gobierno de Estados Unidos (2013-2015), año en el que en mayo fue nombrado Ministro de Defensa y en el que estuvo por 3 años hasta la salida de Juan Manuel Santos de la Casa de Nariño.

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Sobre Guillermo Botero Nieto

Es abogado de la Universidad de los Andes con experiencia entre el derecho y las actividades empresariales ligadas al comercio exterior, la operación logística y los gremios. Su nombramiento fue de los más polémicos en el gabinete del presidente Iván Duque. 

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Nació en Bogotá el 9 de abril de 1948, tiene 70 años y su nombramiento sorprendió porque su perfil no incluía ninguna experiencia en ese sector. En su trayectoria empresarial se destaca la exportación de flores desde 1979 y la presidencia, durante 10 años, de una compañía dedicada al almacenamiento, manejo y custodia de mercancías dentro de procesos logísticos.

Desde noviembre de 2003 ocupó la presidencia de la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, entidad en la que estuvo vinculado como miembro de la Junta Directiva en diferentes oportunidades desde 1985.
 
 

 

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