El Carnaval de Barranquilla hizo saltar mis genes africanos al son del tambor: padre Linero

Entiendo por qué mañana toda la ciudad llora la muerte de Joselito Carnaval. La fiesta es la máxima expresión en la costa. Es la manifestación de esa hibridación racial que caracteriza a los que nacimos aquí en el Caribe colombiano. Es el espacio en el que sin ningún distingo de clase social nos reunimos en las calles de los barrios populares para celebra la vida.

Es un hecho comercial que impulsa las dinámicas económicas de la ciudad. De hecho el comercio crece en un 125 % y desde los precarnavales, hasta el Miércoles de Ceniza, 300.000 millones de pesos mueve la fiesta.

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El sábado fui un espectador que vi ese río de alegría de todos los colores por la vía 40.

El domingo me fui para la gran parada Carlos Fuentes del carnaval de la 44. Ahí me vestí de marimonda y participé del desfile con las marimondas doradas de la Universidad de la Costa. Fue una trepidante experiencia recorrer las calles de los barrios populares de la ciudad, bailando y contagiando de alegría a las personas que apostadas en los bordillos gozaban de manera desenfrenada. Fue una experiencia única. Entendí de verdad el lema del carnaval: quien lo vive es quien lo goza.

En la noche me fui para el corazón del carnaval en el barrio bajo, donde la cumbiamba El Cañonazo improvisó una rueda de cumbia para que mis genes africanos saltaran al son del tambor. Esta fue una gran experiencia porque pude entender lo que es esta fiesta. La posibilidad de hacer de las calles pistas de bailes ancestrales de música que vibran con todo lo que se escuche.

Fue una gran experiencia para mí en la que destaco el carnaval como una fiesta incluyente en la que se nos recuerda que todos cabemos en la misma ciudad y podemos convivir felizmente en ella.

Escuche al padre Linero en Mañanas BLU: